Tengo en mis manos la referencia GTM001 de Ixo Models correspondiente al Audi R8 Crocodile que venció en La Carrera del Milenio o de los Mil Años (Race of a Thousand Years) con Allan McNish y Rinaldo Capello al volante, a los que se sumó en clasificación el australiano Brad Jones.
Es una pequeña réplica a escala 1/43 en la que se aprecia perfectamente que su decoración recrea la figura de un cocodrilo en el remanso de un río bordeado de guijarros, rodeado de libélulas, mariposas, moscas, peces, una rana, una serpiente y abundancia de juncos y plantas fluviales. Se distinguen mal el dorsal, la bandera, los nombres de los pilotos y los distintivos oficiales, incluso los guiños al patrocinador principal Infineon, pero es que así fue en la realidad, porque aquel coche de estrambótico aspecto suponía el homenaje de la casa de Ingolstad a Australia y la afición australiana al motorsport.
Audi había iniciado su aplastante dominio en Resistencia precisamente aquel año. El R8R de 1999 tan sólo había sido una buena intentona que sin embargo no había dado los resultados deseados, pero el de 2000 (R8 LMP 900) era infinitamente mejor y la maquinaria deportiva que dirigía Wolfgang Ullrich tenía las ideas mucho más nítidas y en pista, la de los aros era un enemigo difícil de batir.
Estrenado en las 12 Horas de Sebring (American Le Mans Series) con victoria y doblete, el bicho del que estamos hablando venció también en las 24 Horas de Le Mans y esta vez, logrando meter las tres tripulaciones oficiales en los tres primeros puestos, eso sí, con libreas menos hippies que la que vería la luz en Adelaida.
Estrenado en las 12 Horas de Sebring (American Le Mans Series) con victoria y doblete, el bicho del que estamos hablando venció también en las 24 Horas de Le Mans y esta vez, logrando meter las tres tripulaciones oficiales en los tres primeros puestos, eso sí, con libreas menos hippies que la que vería la luz en Adelaida.
Lo cierto es que 2000 fue un año marcado por la competitividad pero, al fin y al cabo, hijo de su tiempo.
La desaparición del Mundial de Resistencia a comienzos de la década de los noventa del siglo pasado, las indefiniciones posteriores y los continuos adelante y atrás normativos, terminaron dibujando un escenario bastante complejo y demasiado exigente para las fábricas como para resultar atractivo. No obstante, la apuesta de Audi parecía clara: necesitaba dar visibilidad a su marca y la Resistencia se antojaba el lugar más adecuado para lograrlo.
Así las cosas, la posibilidad de vencer en una carrera de 1.000 kilómetros que se iba a celebrar el último día del último mes del último año del milenio, que para colmo cerraba la temporada de American Le Mans Series y atendía a un nombre francamente sugerente: Race of a Thousand Years, disipó todas las dudas al respecto del despliegue necesario y llevó a Audi a disputar el evento con dos R8 LMP 900, uno de ellos vestido a la manera convencional, es decir, pintado de gris plateado, y el otro, literalmente disfrazado de cocodrilo.
La cita se desarrolló en el circuito de Adelaide Street en su configuración más larga (3.780 metros), no se completó la distancia porque se alcanzó el límite horario, pero el Audi R8 Crocodile cruzó la meta en primera posición con Capello a los mandos...
Os leo.
La cita se desarrolló en el circuito de Adelaide Street en su configuración más larga (3.780 metros), no se completó la distancia porque se alcanzó el límite horario, pero el Audi R8 Crocodile cruzó la meta en primera posición con Capello a los mandos...
Os leo.
1 comentario:
De fondo, Crocodile Rock, de Sir Elton John ;)
Publicar un comentario