miércoles, 8 de mayo de 2024

Zolder


Gracias a Dios no motiva quien quiere sino quien puede, y lo digo con conciencia de causa pues, en esta vida que me han regalado para disfrutar, me he topado con demasiados seres de luz que, pretendiendo inspirar a los demás, nunca dejaron de ser unos narcisistas de mierda que mendigaban, desde su fingida seriedad, el cariño y la atención que no tuvieron cuando pequeños.

Nací en 1959, la mejor añada de todas, y aprendí de manos de Gilles que mi padre no tenía razón, que el horizonte se despliega inmenso ante ti mientras caminas, que nunca es una palabra que no existe, que hasta la última gota todo es néctar, y lo fundamental: que hay cosas por las que sí merece la pena morir.

Enamorarse es relativamente sencillo, pero amar de verdad siempre resulta más complicado...

Debo al canadiense más de lo que puedo reconocerle. Desmedido en pista a la par que olvidado tras su muerte, sus números no le hacen justicia ni significan apenas nada para el grueso de la afición actual, aunque marcó a más de una generación, desde luego a la que pertenezco, grabándonos en la frente que hay un Zolder a 8 de mayo de 1982 para cada uno de nosotros, y que es mejor llegar a esa fecha con el pie a fondo y no sumergidos en un océano de dudas y lamentando todo lo que pudimos hacer y no hicimos.

Os leo.

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