Llamar autódromo al Miami International Autodrome es mucho llamar, y ya le pueden poner treinta zonas de DRS que los adelantamientos no van a estar a la orden del día porque la suciedad se acumula en los laterales y resulta muy negligente intentarlo siquiera, salvo por la trazada previamente abierta, claro está.
Entre pitos y flautas hemos alcanzado un nuevo hito de mediocridad, pero está bien, porque, para cuando desembarquemos en Europa se nos habrá quitado el mal cuerpo y disfrutaremos como cosacos de circuitos que sí merecen ese apelativo, incluso el Mónaco donde no caben nuestros modernos trasatlánticos, incluso Imola, su estrechez y su legendaria talla S...
La cuerda dibujada alrededor del Hard Rock Stadium promete colorido y tedio en pista, y apuesto a que cumplimos de nuevo. Y es que no hay nada como poner en una balanza las noticias de calado deportivo en un plato y las intrascendentes en el otro, junto a los bulos de siempre y las cositas sin confirmar, para imaginar que desde Stefano Domenicali al último mono del paddocck, no queda nadie que no considere el Gran Premio de Miami como un mero trámite por el que hay que pasar, y que cuanto antes se deje atrás, mejor será para todos.
Os leo.
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