jueves, 23 de mayo de 2024

¡Mónaco!


Yo comprendo que lo que voy a decir puede sonar raro, pero cuando la Fórmula 1 ofrecía un amplísimo porcentaje de su catálogo en plan rapidito, Mónaco era una excepción y podíamos señalar su carrera, con pleno sentido, como la procesión de nuestro deporte.

Hoy no es así, y lamento sacaros del sueño narcótico en que os tienen metidos Liberty y los medios de propaganda del régimen. Ya no es así, no, repito. Ahora tenemos muchas procesiones —acabamos de venir de una celebrada en Ímola—, y lo pertinente sería clasificarlas a todas en el abundante espacio que existe entre truños indigestos y truños bananeros, dejando Mónaco en un aparte porque no es un truño cualquiera: continúa siendo una prueba con solera, no tiene igual y resulta la mejor procesión de todas.

Os leo.

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