Se asustó

Al precio que anda el posicionamiento de marca y lo corporativo, sólo faltaría que George diera más razones al enemigo de las que ya ha dado. 

Que sí, que Aston Martin ha dicho que no pensaba recurrir la sanción a Alonso, aunque hay que reconocer a la de Silverstone una paciencia mayor que la del Santo Job, pues entre el reconocimiento del británico al respecto de que no estaba concentrado en lo que tenía delante y el sonoro «to be forced to take an avoiding action», os juro que yo sacaba a brillar el sable de abordaje, siquiera por acabar viendo a Johnny Herbert embadurnado de brea y plumas de gallina paseando entre la multitud, por melón, mayormente.

Luego está el esfuerzo diario de leer a todos esos que no saben ni lo que es trabajar de verdad, ni lo que supone estar encuadrado en un esquema laboral que mide las visitas al baño con regla de escala. 

Los de Comunicación perfilan un plan de contingencia por si las moscas, los de Relaciones Públicas diseñan dos o tres líneas de acción como las que tuvo Nixon sobre su mesa del despacho oval antes del 24 de julio de 1969; se elige la considerada más adecuada, se pasa a los mandos para que obtenga la correspondiente aprobación, y finalmente llega a Toto, que después de leerla llama a Russell para comentarle que lo cruje a hostias como no se ajuste al guión y se le ocurra decir que se asustó en Albert Park.

George adora a Fernando pero trabaja para Brackley, que hay que explicarlo todo, de forma que hace dócilmente lo que le han pedido, permitiendo que sea la prensa la que categorice y saque conclusiones. En la próxima fiestuqui a él le bastará con abrazar a su amigo, y conoce de sobra que ambos lo saben.

Hasta aquí la versión adulta de la historia...

Os leo.