El callejero de Long Beach siempre resulta un lugar que invita a las sorpresas, aunque durante la disputa del último Grand Prix of Long Beach celebrado el domingo, la sorpresa en cuestión vino de la mano de la inteligentísima lectura de carrera que llevó a Scott Dixon de la octava plaza en parrilla a ver la ajedrezada como ganador.
Con Felix Rosenqvist partiendo desde la pole y los principales candidatos salpimentando tras él seis de las siete primeras posiciones, nadie en su sano juicio podía prever el resultado final, pero Dixon tenía claro cómo intentarlo y ejecutó su plan con una frialdad digna de elogio, exprimiendo hasta la cáscara la duración de sus compuestos duros y economizando a la gota cada galón de combustible. No había mucho margen para la creatividad estratégica, pero Chip Ganassi y su piloto neozelandés jugaron al siempre arriesgado juego de adelantar paradas, y lo cierto es que la cosa funcionó.
Al inico, Rosenqvist apenas mantuvo unos centenares de metros su situación de privilegio. Will Power, que montaba gomas blandas, se la arrebató con facilidad, y, salvo el percance entre O'Ward y Rossi, las cosas se mantuvieron más o menos como estaban durante un buen puñado de vueltas.
El de Penske, con terreno libre delante, había abierto brecha como un endemoniado hasta que, en el giro 17, Christian Rasmussen perdía el control, trompeaba y terminaba contra las protecciones rebotando de un lado a otro de la pista, incidente en el que se vio envuelto Jack Harvey sin comerlo ni beberlo. La Amarilla correspondiente abrió la veda en boxes para los que montaban ruedas blandas y Dixon, entre otros, que adelantaba parada.
El australiano no había mostrado sus credenciales todavía, pero comenzó a enseñar la patita cuando superó a Power y se fue a por el grupo de cabeza. Quedaba entonces más de media carrera para completar las 85 cuerdas programadas, pero ya empezaba a estar claro que las quinielas que daban a Newgarden como vencedor quizás habían resultado demasiado optimistas.
Con los habituales periodos de tranquilidad y salseo sobre el asfalto, la prueba se acercaba a su final, y sobre el giro 76 Colton Herta medía mal las distancias y se calzaba por detrás a Josef Newgarden, a resultas de lo cual, el Penske de éste se calaba. El de Ganassi lideraba cómodamente y, como decíamos hace unos párrafos, acabó ganando. Con el de Nashville out, Herta y Palou se hicieron con la segunda y tercera plaza respectivamente. Cuarto terminaba Newgarden, seguido por Ericsson cerrando el Top Five.
Os leo.
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