lunes, 8 de abril de 2024

Origami


Todos somos un cuadrado de papel en blanco y el tiempo define si nos convertimos en un bulto arrugado que acaba en la papelera, una sencilla pajarita sobre el pupitre, una monja elaborada que puede halagar una estantería, un pingüino, un elefante, o una majestuosa garza como las que volaban en manos de don Miguel mientras razonaba, hasta encarar a Millán Astray en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, si el fascismo era la salida o el agujero de un abismo cuya profundidad resultaba insondable.

Dicen que escribo maravillosamente bien sobre la vida como quien te llama extraterrestre por no admitir que resultas inalcanzable incluso mencionando los fondos curvados. Mis más feroces detractores saben que soy el mejor, básicamente porque escribo como los ángeles sobre la vida y nuestro deporte es vida o no es nada...

Pero esto no va de mí sino de nuestro último poète maudit, un tipo que continúa regalándonos toda su vida deportiva condensada en cada fragmento de carrera que disputa inclusive en 2024. No es cuestión de números, más bien es un asunto de paladar educado, de admitir que la hoja de papel es igual para todos, pero, en el caso del asturiano, ha dado para garza elegante donde lo habitual era acabar en pajarita.

Os leo.

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