miércoles, 24 de abril de 2024

¡Chinchín!


Durante muchísimo tiempo hoy venía siendo el día de mi cumpleaños. Bueno, no siempre fue exactamente así, pero sí a partir de aquella madrugada del 24 de abril de 1990, en que, en el paritorio de Cruces, sostuve por primera vez en mis manos al bebé que ahora me saca más de media cabeza, con Cata todavía tiritando a nuestro lado. 

Mantuve la tradición hasta que, hace algunos años, no demasiados, por fin asimilé que no hacía nada tomando prestada su fecha si ya tenía yo una oficial; aunque me costó, porque, en cierto sentido, o en mucho, la renuncia me suponía aceptar que a partir de ese instante la noche sería exclusivamente mía, el frío iba a ser mío también, y las heridas que recibiera me pertenecerían porque él ya no necesitaba defensa...

Adora a su madre y, me siento en la obligación de confesarlo: tiene más de Cata que de mí, a pesar de que bajo su piel y a través de sus ojos oscuros palpitan y se escucha el aullido de los lobos del blasón de los Isusi.

Nos dijeron que unos padres jamás deben ser amigos de su hijo pero ninguno de los tres hizo caso. Nos juramentamos a cuidar unos de otros, y, el fruto de aquel esfuerzo, que haría palidecer al de Colin Chapman y Lotus intentado optimizar el efecto suelo en sus vehículos, cumple hoy 34 años, y lo escribo con todo el orgullo del que soy capaz: Josu es infinitamente mejor que yo, en todos los sentidos.

Descuidad, no nos lee, así que levantad la copa y brindad conmigo...

1 comentario:

pocascanas dijo...

Salud José!

Brindo contigo, cómo no voy a entenderte si de este lado del Atlántico una pequeña guerrera de 27 y pico también me lleva a celebrar su cumple como si fuera mío. Los hijos nos desviven porque nos continúan, y uno quiere siempre el mejor final para esta aventura.

Y tranquilo... ella tampoco va a leer esto! ;)