domingo, 7 de abril de 2024

Invitación a la magia


A ver cómo lo explico: en Bizkaia, lo normal es que a los recién nacidos se les bautice y ya tengan a mano su camisetita del Athletic para ponérsela en cuanto haya ocasión. Para los 6 años casi saben jugar al mus, pero cantan como ángeles el Athletic, Athletic, Athletic euuup...! y gritan ¡Alirón! como posesos, que hay que verlos...

Cuando me preguntan por qué soy tifoso respondo que también soy del Athletic Club de Bilbao, para que disipen dudas, porque se lleva en la sangre y no hay manera de aclarar en qué consiste sin exponerse a jardines de complicada salida.

En fin, no sé jugar al mus y hace muchísimos años que dejé de seguir el fútbol, salvo acaecidos puntuales, vaya por adelantado, pero ayer me puse la camiseta de Aritz Aduriz que me regaló Iker, con el 20 a la espalda, y me dejé llevar porque hay momentos en que la vida aconseja dejarse llevar por la marea festiva de la tribu, que recuerda así los vínculos que la mantienen fuerte, unida y viva. 

Josu y Nahiara, en Dublín, también se pusieron de rojiblanco para ver con unos amigos si la Diosa Fortuna nos devolvía algo de lo que hemos dado al balompié en los últimos cuarenta años. También recordé las gabarras del 83 y 84, y al tío Luis, pegado como yo y tío de mi suegro Alfonso, goalkeeper del Athletic entre 1910 y 1923, hermano pequeño del legendario capitán Juanito Astorquia Landabaso [Juan Astorquia], a quien San Mamés todavía no ha dado el reconocimiento que merece.

La sangre, la herencia y la tradición, la cultura, la vitalidad de un pueblo pequeñín como Gorliz que bullía hace unas horas al unísono, al igual que los desplazados a Sevilla, al ritmo de un sentimiento narcótico, atávico e inexplicable. Al otro lado un Mallorca de Javier Aguirre que se juramentó a ponérnoslo francamente difícil, y, finalmente, la victoria.

Cuarenta años, ya digo. Cuarenta calendarios hasta volver a recordar lo que una vez fuimos y por lo que todavía luchamos...

Mi felicitación más efusiva a todos los implicados en la final de Copa, mallorquines y vizcaínos. Fue un día grande, para recordar, mágico, que además fue celebrado en mi localidad sin hacer estallar un miserable cohete pirotécnico, cosa que agradecieron los gatos del pueblo y el resto de mascotas.

Os leo.

1 comentario:

Interlagos dijo...

Txapeldunak!

Alirón, alirón, el Athletic es campeón y por qué y por qué... porque ha metido un gol....