Básicamente me importa un bledo que Mercedes AMG no resuelva los problemas endémicos del W13 ni con la ayudita que le ha proporcionado la FIA con su último retoque de Normativa. Sí me preocupa que los tejemanejes de Toto Wolff y las tonterías de Lewis Hamilton sigan erosionando gravemente la autoridad de una Federación Internacional que, en manos de Ben Sulayem, parece más débil que nunca.
Cambiamos a Michael Masi para nada y ahora se han modificado las reglas que atañen al fondo curvado también para nada, pero siquiera por cautela no debemos mostrarnos resultadistas. Preguntaba el otro día si Wolff es lo que necesita la Fórmula 1 del siglo XXI [Alguien está haciendo el idiota], y la respuesta sigue siendo no, porque sus caprichitos de mujer barbuda y el concepto de cortijo personal que mantiene con el deporte nos está perjudicando a todos.
Os leo.
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