A la chita callando, sin levantar polvo y, desde luego, nadando contracorriente del guión que le han preparado en casa para este año, Russell sigue acumulando podios —6 en lo que llevamos de temporada—, y supera en 30 puntos a su compañero el heptacampeón del mundo.
Hay que dar gracias al cielo porque nuestra actual Fórmula 1 no sea como la de 2008, cuando la puntuación valía dos veces y media menos, sólo puntuaban los seis primeros y en el reparto de pasta, el «punto» no era tan relevante, económicamente hablando, porque los enjuagues de Bernie mantenían bastante bien a toda la familia y sin hacer esfuerzos. Hoy es diferente, y la necesidad de equilibrar las cuentas a base de resultados en pista, y el dinero consiguiente, ha obrado el milagro de que Brackley no triture a nuestro protagonista como hizo Dennis con Heikki Kovalainen, un ejemplo.
En Países Bajos ha vuelto a suceder, ya van unas cuantas, y quizá sea momento de comenzar a mirar a Lewis para valorar su compromiso real, y si es positivo para la de las tres puntas consentir que el ruido que rodea al inglés de ese color del que usted me habla, siga empañando las enormes virtudes de Russell y perpetúe la idea de que está muy por debajo de las prestaciones puras de su compiyogui.
Os leo.
1 comentario:
Que sería de Russell de no ser inglés. Que pensaríamos del Mercedes V13 si Russell no estuviera mostrandonos las verdaderas prestaciones del monoplaza.
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