Mejor con casco

Si os soy sincero diré que no me esperaba el patinazo de Sebastian con Sergio Mattarella, Presidente de Italia —«Ho sentito che il Presidente italiano ha insistito affinché venisse eseguita l’esibizione. Ha circa 100 anni, quindi credo che sia difficile per lui andare oltre queste cose egoistiche» [Vettel contro Mattarella per le Frecce Tricolori: “Ha circa 100 anni difficile non essere egoista”]—, pero está visto que con el ascenso de nuestros grandes pilotos a las cumbres de la militancia quien no se muestra tonto de raíz acaba pareciéndolo.

Le ha ocurrido a Lewis Hamilton con sus excesos, y, por lo visto, Vettel tampoco ha sido capaz de evitar el daño que produce sentirse llamado por el destino a cambiar el rumbo de las cosas a la mayor brevedad posible. 

La prisa, en una palabra, auténtico quid de la cuestión y alma de estos liderazgos de chichinabo, que parecen más indicados para proporcionar titulares de prensa y crear falsos debates que para modificar la realidad, pues, para más bemoles, suelen resultar demoledoramente contraproducentes porque tienen los pies de barro y no invitan a la reflexión.

Monza sí celebraba sus 100 años el pasado domingo —el egoísta Mattarella sólo calza 81—, y las Frecce Tricolori homenajearon la efeméride como hacen con cuantos eventos merecen por parte del Estado Italiano la escenificación del respeto que siente por ellos La República.

Nos guste o no, resultaba sencillo entenderlo antes de liarse la manta a la cabeza sacando las cosas de quicio, incluso —esto ya es cosa mía—, parecía mucho más adecuado no haberse quitado el casco con tal de mantener la boca cerrada, que abrirla para demostrar las pocas luces que se tiene en según qué asuntos, dar argumentos al enemigo, y empañar lo logrado en la lucha por hacer de nuestro planeta un lugar más habitable y mejor. 

Vettel ha dejado KO a Vettel, él solito. Os leo.