sábado, 10 de septiembre de 2022

European Grand Prix 1926

Ha quedado muy buena mañana para recordar la impotancia que tiene mantener viva nuestra dilatada historia en el automovilismo deportivo mundial, pues en caso contrario corremos el riesgo de pasar por unos mindundis que llegaron a la Fórmula 1 con Fernando Alonso, sin más bagaje que las ínfulas alimentadas por aquellos dos títulos conseguidos por nuestro compatriota en 2005 y 2006. ¿Qué sabremos nosotros, verdad?

Lo cierto es que ni con calzador encaja meter el Gran Premio de Europa de 1926 en esta saga dedicada a los Grandes Premios de España, porque, como mencionábamos la vez pasada, a pesar de celebrarse en el mismo trazado de Lasarte-Oria y con apenas ocho días de diferencia, la de España y la de Europa fueron dos pruebas totalmente dispares disputadas bajo reglamentos diferentes, con premios y enfoques deportivos distintos [1926, Lasarte].

En fin. Bernie Ecclestone impuso a partir de 1983 la fórmula Gran Premio de Europa en el Mundial de Fórmula 1 para ganar una carrera más en el calendario, que sumaba como el resto de pruebas en los Mundiales de Pilotos y Constructores, pero antes de este ardid contable, la AIACR (Association Internationale des Automobile Clubs Reconnus) se tomaba bastante más en serio estas cosas que nuestra FIA y el mandamás británico, y creó un Mundial de Fabricantes en 1925 cuyas citas se distinguían con esta denominación especial.

El recorrido del Mundial fue bastante corto, inicialmente propuesto a seis convocatorias únicamente se celebraron tres ediciones completas, de 1925 a 1927. No corrían buenos tiempos ni en lo político ni social, ni económico, en el Viejo Continente, y el Crac del 29 terminó dando la puntilla a unas marcas que no estaban por la labor de soportar los gastos que suponía atender adecuadamente a la AIACR con sus reglamentos específicos para los European.

Bien, la aventura fue breve, pero el nivel de exigencia para participar en ella era altísimo, de ahí la relevancia internacional que tuvo la inclusión de San Sebastián en 1926 y la importancia que debería tener para nosotros. Los European Grand Prix suponían un club exclusivo, y la carrera en el Lasarte-Oria tuvo presencia en él.

Lejos de localismos y visiones sesgadas, el esfuerzo para acoger aquel Gran Premio de Europa fue mancomunado. 

España tenía un interesante peso en el automovilismo europeo de la época debido al fabuloso e intenso trabajo que realizaban los diferentes clubes que tachonaban los cuatro puntos cardinales de nuestro territorio. El propio Real Automóvil Club de España, el Real Automóvil Club de Cataluña, la Penya Rhin [La Penya Rhin], el Real Automóvil Club de Asturias, el de Guipúzcoa que estamos tratando en esta serie, etcétera, planteaban un escenario rico en iniciativas indicadas para todo tipo de vehículos que suponían para nuestro país una relevancia que, degraciadamente, no atrae en la actualidad el interés que en mi humilde opinión merece.

No me extiendo. A los 64 Grandes Premios de España celebrados hasta el momento, hay que sumar los 7 Grandes Premios de Europa en la etapa de Ecclestone —Jerez (1994 y 97), los 5 que tuvieron como sede Valencia (2008 a 2012), y el que albergó Lasarte en 1926... ¿Qué sabremos nosotros?

No os apuréis, el Gran Premio de Europa de 1926 se llevó a cabo el 18 de julio en el Lasarte-Oria sobre una distancia de 779 kilómetros. Sólo participaron nueve coches bajo la normativa AIACR, y venció Jules Goux a bordo de un Bugatti Tipo 35 de 2 litros, tras haber invertido 6 horas y casi 52 minutos. 

Existe una curiosa anécdota que afectó al segundo clasificado, pero, con vuestro permiso, de ella daremos cuenta en otro instante.

Os leo. 

No hay comentarios: