domingo, 4 de septiembre de 2022

Oscuro objeto de deseo

Partiendo de que para fenómeno extraño (X-File) en Zandvoort ya hemos tenido bastante con la actuación de Ferrari, incluyendo la abducción del mecánico de Sáinz con su rueda, ¡glups!, lo de Yuki Tsunoda no deja de ser una simple anécdota de las tantas que sazonan nuestro mal llamado deporte... cuya ingenuidad no han entendido en Brackley ni los fans del heptacampeón.

Fuera de bromas, y a ver cómo lo digo sin ofender a nadie: la posibilidad de que un azar interfiera de manera artificial en el normal desarrollo de una prueba es amplia, lo ha sido siempre, y, desgraciadamente, se ha ido acrecentando con el paso de los años y la necesidad de las escuderías fuertes de controlar parcelas cada vez más grandes de la competición a través de equipos cliente y pilotos que obedecen a su amo.

Da lo mismo que, en su día, Bernie y Nelson Piquet esquivaran a la FIA simulando un percance en el Brabham que lo llevó directamente a garajes; que, más recientemente, Nelshino propusiera a Pat y Flavio provocar un Safety Car; o más cerca en el tiempo aún, que Toto Wolff (Mercedes AMG) ordenara a Esteban Ocon (Force India) que no molestara en pista a Hamilton, todo son manipulaciones aunque unas hayan acumulado peor fama que otras, y lo cierto es que Red Bull ha destacado por encima de las demás en este aspecto.

No pretendo liarme la manta a la cabeza, pero los que ya tenemos una cierta edad recordamos perfectamente que Milton Keynes usaba a Faenza para desarrollar sus coches haciendo uso y abuso de su posición privilegiada —era la única escudería con filial en 2009—, mientras los rivales lidiaban con las restricciones propuestas por la Federación, o que Toro Rosso interpretó papel estelar en la consecución del primer título de Sebastian Vettel en Abu Dhabi 2010, según afirmaciones de Jaime Alguersuari, piloto entonces de la italiana...

No es relevante ejercitar la memoria en estos instantes, pero sí contemplar que en Mercedes AMG conocen mucho mejor que nosotros estas historias y aún otras, y, desde luego, con mayor probabilidad de certeza que todos los que han cerrado filas alrededor del honor de Alpha Tauri, jurando por sus zapatitos de primera comunión que lo de Tsunoda en Zandvoort ha sido «normal» y los que albergan alguna duda no tienen puta idea de Fórmula 1.

Excepción hecha del comportamiento en redes de los hooligans del ser de luz que conduce el número 44, la respuesta de Brackley sí ha sido la normal ya que el extraño lance ha interferido en la carrera y su resultado, y esto no parece opinable. Ha dado la sensación de que se buscaba un Safety Car que mejorara las alternativas de Verstappen en el Gran Premio de Países Bajos y ha contado con dos intentos... no sé, un poco raro sí ha sido.

Desde luego carezco de argumentos a favor o en contra, no como los que han negado la mayor sin siquiera saber qué le había pasado al monoplaza del japonés. El resto, como de costumbre, forma parte de la F1 y si pestañeas te lo pierdes, que diría en gran Gonzalo Serrano.

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nada mejor que ver la sucesión de extraños acontecimientos como para al menos tener la mosca detrás de la oreja

https://twitter.com/BanderaFormula1/status/1566512629115486210