La FIA se está comiendo los marrones y las furias del aficionado, pero, siendo honestos, el pantallazo de lo sucedido en Monza delata el estúpido marco político que gobierna nuestro mal llamado deporte y, lógicamente, a Liberty Media como gran y última responsable.
Sí, la norteamericana prometió no sé cuántas cosas que no se están cumpliendo; y no, no fue la Federación, que en estos saraos acostumbra a hacer de esposa sumisa o tonta útil que acaba pagando los platos rotos...
Lo dije en su momento y quizás convenga repetirlo: si, en mi opinión, podía resultar tremendamente dañino para todos el mamomeo de Toto Wolff y Lewis Hamilton discutiendo la conclusión de la temporada pasada, con bombardeo a Dirección de Carrera y salida de Michael Masi incluidos, más lesivo podía ser el impresentable lavarse las manos del que hizo gala Liberty, que no tuvo avellanitas para enfrentarse a Mercedes AMG y defender las decisiones de la Federación.
A Bernie no se le escapaban estas cosas. El marco en que se desenvuelve nuestra actividad es teóricamente deportivo y se hace imprescindible contar con un organismo como la FIA, y el británico podía estar de acuerdo o en desacuerdo con ella, pero jamás dejó que ningún equipo se subiera a las barbas de Charlie Whiting, ni mucho menos atizó nunca el fuego haciendo mutis por el foro o dejación de sus funciones.
Desgraciadamente contamos con una FIA cuestionada y cuestionable, desacreditada y deslegitimada, en dos palabras, porque los responsables de Liberty Media no supieron dar la cara en su momento, o no quisieron o no les convino, y el incendio es tan grande ahora que a ver quién es el majo que lo apaga y devuelve a Dirección de Carrera la autoridad que no debía haber perdido.
Os leo.
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