Sin que sirva de precedente vamos a visitar mi colección a escala 1/43 por segundo día consecutivo, y lo haremos con un vehículo del que cualquier coleccionista tiene varios versionados en sus vitrinas, y es que el Lancia Stratos es una de esas pequeñas grandes bellezas que no cansan porque el paso del tiempo parece no afectarlas.
En esta ocasión nos tenemos que ir a 1977 aunque el proyecto se inicia un año antes, cuando Lancia conoce la intención de FIAT de apoyar al 131 Abarth en el WRC (World Rally Championship). El Lancia Stratos era un vehículo de rallys que no había cubierto su vida útil —a tal fin fue creado cinco años antes (1971)—. Desde su estreno en 1972 demostró su extraordinaria pureza sobre tierra, nieve, asfalto o barro, pero la autonomía de la fábrica turinesa se había visto muy afectada tras la adquisición por FIAT en 1969, y en 1977 los departamentos de competición de ambas marcas se fusionaron, obligando a nuestra joyita a buscarse la vida en otro tipo de desafíos mientras las unidades disponibles comenzaban a ser defendidas por equipos privados.
La integración en el Group 5 FIA exigió algunos retoques que no surtieron el efecto deseado. La carrocería, tipo silhouette, mantenía las líneas originales pero ampliaba su longitud hasta los 4'50 metros gracias al delicado trabajo aerodinámico de los capots anterior y posterior. También era más ancho, lo que permitió ampliar las vías en los ejes delantero y trasero, pero las novedades no estaban a la vista.
Para un mejor reparto de pesos el depósito de gasolina dejó de ser único y se dividió en dos, con mayor capacidad en conjunto, que se adelantaron a los vanos de las puertas, y se amplió la batalla de 2'18 a 2'29 metros para acoger el propulsor Ferrari Dino de 2.419 centímetros cúbicos, tradicional en los Stratos, aunque esta vez dotado de un turbocompresor que elevaba la potencia del V6 a 65º italiano, de 270 caballos nominales a los 410 de su bautismo en 1976 y los casi 550 que arrojó en 1977. Pero el coche seguía siendo pequeño para las exigencias de la competición en pista o carretera, y lo que en rallys suponía una bendición, en ruta se convirtió en un constante quebradero de cabeza.
Os leo.
1 comentario:
Está bonito con esos colores y las llantas rojas, pero nada como la pureza de líneas del de la primera foto.
Saludos.
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