jueves, 7 de noviembre de 2019

El dedito «descargao»


Por whatsapp soy un auténtico manta que apenas se comunica con emoticonos y poemas de amor, pero el domingo pasado Javi y yo pactamos a través de la coño mensajería instantánea que había que hablar de Vettel, y puesto que estamos a jueves y hoy era mi línea roja y mi amigo cumplió su palabra este martes [Vettel, con los mismos títulos que Alonso en Ferrari], ando ahora mismo por las azoteas de Gotham procurando que no me localice Batman, que bastante voy a tener en cuanto despliegue mis alas...

No, Vettel no ha llegado ni a la suela de los zapatos de Fernando en los cinco años que lleva en La Scuderia. Para eso hay que valer, y el de Heppenheim no tiene altura de miras ni entiende que incluso a la hora de perder hay que dar un plus a los aficionados cuya paciencia ayuda a que la nómina nos llegue puntualmente a fin de mes.

Sebastian es de Ragazzi, ragazzi! pero no monta pollos sin querer ni da lugar a sindioses que obligan al Presidente a meterse en jardines en los que acabará insultando a Bernie sí o sí. El alemán no tiene sangre en las venas, que decimos los latinos. Piensa que siente la rossa pero sólo la ha traducido. Normal que los tifosi quieran el retorno del original, porque perder con Alonso era infinitamente más divertido.

El asturiano está hecho de esa pureza de líneas que lo mismo jode a Leo Turrini que sacan de quicio a Marco Mattiacci y sus gafas o la lía parda pidiendo un Red Bull por su cumpleaños...

Hay que ser genio y figura incluso cuando vienen mal dadas y Vettel no sirve. Ha fracasado cinco años seguidos y lo peor que se puede decir de él es que a estas alturas de la película no hay un Petrov, ni un Schumacher galante ni una Toro Rosso condescendiente a los que agarrarse. Arrivabene y Binotto lo han mimado. No ha tenido a mi Felipe como compañero. Ha perdido siempre por goleada, no como nuestro compatriota, que perdía con las avellanitas bien puestas, poniendo de los nervios a los obispos de la cosa y a Mauro Forghieri y al bueno de Prostvuelve, después de haber regalado soberbias frases para la historia o momentos irrepetibles que se perderán como lágrimas en la lluvia.

Vettel fue llamado a la de Il Cavallino para borrar a Alonso y lo único que ha conseguido ha sido hacerlo más grande. Olé sus santos cojones, pero como diría mi abuela: para este viaje no hacían falta alforjas ni tantas actitudes acusicas en pista. ¡Fernando me ha mirado mal!, ¡no sé qué tiene contra Ferrari...!

A los cinco años el de Oviedo ya sabía que lo mejor para La Scuderia era que él se fuese, y aquí tenemos a Vettel, hablando de 2020 como si resultase inteligente quedarse.

Os leo.

4 comentarios:

Elín Fernández dijo...

Se acabaron las excusas.
El dedito, y los de sus fanáticos de cartón, están apuntando hacia el suelo... como la pistola que ha usado tantas veces para darse tiros en el pié.

Observador dijo...

Lo peor que mucha gente, haya tardado tantos años en darse cuenta, sin un Red Bull de su época, no vale para nada

pocascanas dijo...

Su intensión es permanecer un año más en la rossa, a ver si por fin le dan un auto un segundo mas rápido para borrar todos estos malos momentos.
Ah! que también se lo van a dar a su compañero...

Saludos desde el Coño Sur

Anónimo dijo...

Lo peor, es que si llegase a ganar el año próximo, sus vergüenzas le serán borradas del prontuario. El lo sabe, y es la última posta que le queda.

Como sugirió Ross Brawn sin pestañear, hay que cuidar más de Vettel. Claro, porque tiene decenas de miles de seguidores que pueden cambiar la retransmisión por el twich.

Jean Todt estará trabajando activamente para derribar al alemán, en favor de su representado. Necesita su sitio para Nick Schumacher.