Con la de Brackley concluimos este penúltimo repaso a las escuderías que han participado este año 2019 al que desgraciadamente le quedan dos telediaros [#QuePasen'19]. El resumen postrero a ver si lo meto antes de que tomemos las uvas, en todo caso tampoco esperéis demasiado de estos pobres huesos, con lo dicho hasta creo que queda bastante claro que Mercedes AMG sólo hay una —gracias a Dios, debería decirse— y al resto lo encontramos en la calle porque la alemana gobierna todas las áreas de nuestro deporte y así resulta muy complicado que la tosa nadie, por no decir imposible.
Hoy no es día de ponerme a relatar todos los cadáveres que guarda en el armario la hexacampeona del mundo, pero sí parece momento para recordar que todo reglamento hace que la Fórmula 1 sea diferente a las anteriores y posteriores y que, en este sentido, desde 2014 a esta parte disfrutamos de un formato que se ha ajustado a los intereses de Daimler AG como un guante de gamuza.
Así las cosas, si resulta bastante estéril (y pueril) establecer comparaciones entre pilotos y máquinas de diferentes épocas, huelga decir que no debería herir la sensibilidad de nadie que afirmemos que así cualquiera. Hace tiempo que escribí aquí mismo que Brackley quería parecerse a Maranello [Mercedes quiere ser Ferrari] y lo cierto es que lo ha conseguido incluso dejando atrás a la italiana.
¿Es bueno o es malo? Yo diría que no es positivo, aunque no deja de ser una opinión como otra cualquiera. Eso sí, no quiero cerrar este texto sin enfatizar que esta Fórmula 1 no se parece a nada de lo que hemos conocido, básicamente porque jamás los rivales de una escudería campeona han tenido tan escaso margen para reaccionar.
Os leo.
Os leo.
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