viernes, 22 de noviembre de 2019

No es país para viejos


Ya se ha puesto en marcha la sexta temporada de Formula E y me apetece dedicar unas letras al estreno porque la fórmula de las aspiradoras va ganando enteros y, como se descuide, le va a quitar las pegatinas a la Fórmula 1.

Escribo relativamente poco o más bien nada de esta disciplina, pero las veces que lo he hecho he tratado de recalcar el nivel de oportunismo que corre por sus venas. Oportunismo bien entendido, claro está, que aquí, como en todo, el que no corre vuela, y es que no supone ninguna casualidad que cuando nuestra actividad languidece por agotamiento a la espera de cerrar calendario en Abu Dhabi, empieza (precisamente) el campeonato verde.

Son muchas canas las que llevo a cuestas y la Formula E, a pesar de ser una bonita expresión del neoliberalismo más cachondo, tiene alma quintacolumnista, de zapadora nata. Hueco que deja la Fórmula 1 hueco que aprovecha ella, y mientras en la máxima disciplina del automovilismo deportivo los equipos continúan mirándose el ombligo y dirimiento quién la tiene más larga, la de Agag cuenta en la actualidad con un elenco de marcas que para sí quisiéramos en nuestro Mundial de Constructores.

La última vez que me referí a esta modalidad en Nürbu [Nos van a dejar en pelota picada], el compañero Alex Gijón nos recordaba que Liberty Media tiene intereses a ambos lados. Y sí, Liberty también tiene presencia en la Formula E, supongo que porque a la hora de diversificar riesgos queda bastante seguro apostar a los dos contrincantes en liza. Y es que aquí está el matiz: las escuderías F1 no sé han coscado todavía de que el experimento éste se hace fuerte en cada debilidad que muestra la maxima categoría.

El Fanboost, por ejemplo,  no deja de ser una chorrada como un campanario de grande visto lo visto cómo funciona de equánime y salao el Driver Of The Day introducido en la temporada 2016 en Fórmula 1, pero fideliza a un público que tiene ganas de interactuar con su hobby, que está abierto a llenar sus fines de semana con carreras de cochecitos sin que le importe demasiado cómo funciona un caudalímetro o el sistema de vertido de energía a través del MGU-K, o si la FIA ha admitido a trámite la enésima queja de un equipo rival o si Vettel monta el pollo porque considera que le han robado el Gran Premio de Canadá.

Personalmente opino que la Formula E es demasiado simplona, pero luego veo cómo los dedos se me hacen huéspedes soñando cómo vuelvo a poner en pie mi viejo Scalextric y lo entiendo todo. La Formula E sigue dando en el clavo y esto es un hecho. Vende contenido vistoso sin importarle la calidad, consumibles, y aquí sólo cabe arrodillarse ante Alejandro Agag, quien entendió antes que nadie que Jim Clark, Jackie Stewart o incluso Michael Schumacher, son alimento para viejos.

Os leo.

1 comentario:

Lastra dijo...

Pues Maestro, resulta que los viejos somos legión y encima ahora tenemos la manía de durar más que el muñeco de Duracel, asín que...