sábado, 2 de noviembre de 2019

Alfa Romeo, desmejorado


Inevitable recordar a Raphael cantando Desmejorado al ponerme a escribir algo sobre esta fantasía de Sergio Marchionne que, un año y unos meses después de la desaparición de su promotor, se ha llevado por delante a Sauber y cualquier esperanza de que el Quadrifoglio vuelva a reinar sobre los circuitos.

Alfa Romeo se ha convertido en Fórmula 1 en una excusa para rememorar una marca que perdió su brillo preciamente porque Marchionne la sacó de su hábitat natural. John Elkann y sus secuaces de FCA ni siquiera se están molestando en consolidar una alternativa a equipo B de Ferrari que, por calidad sobrevenida y expectativas, debería estar luchando por liderar la montonera, y en cambio, navega tercera por la cola con un monoplaza que lo tenía todo para haber despuntado, incluso una unidad de potencia made in Maranello.

A tres pruebas para que termine todo en Abu Dhabi, nuestra protagonista ni es Alfa Romeo ni es Sauber, aunque resultaría injusto decir que es otra cosa porque, en el fondo, responde perfectamente a esa nueva mentalidad de nuestro deporte que ha hecho del escaparate de Bernie un zoco de Marrakech. Nos salva Kimi, que siempre tiene algo que decir o que callar, pero Antonio... ¿quién es Antonio Giovinazzi?

Sin duda Giancarlo Minardi lo hacía infinitamente mejor con muchísimos menos posibles. Mi abuela diría que para este viaje no hacían falta alforjas, pero nos juran que es Alfa Romeo y tampoco tenemos herramientas para negarlo. Era el sueño de Marchionne pero nos está saliendo pesadilla que se limita a pasear por los trazados una insignia que debería ser venerada por lo que ha dado al automovilismo deportivo y por lo que podría dar de haber caído en mejores manos.

Os leo.

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