Con Indy no se juega

Bien está que de vez en cuando recordemos que esto de las carreras de cochecitos es sumamente peligroso, aunque maldita la gracia que hace que tenga que ser cuando la vida de un piloto corre grave peligro, es decir: mucho mayor del que asume cuando se introduce en el habitáculo.

Fernando se ha metido una órdiga seria. Los planos abiertos de la realización en el Indianapolis Motor Speedway no han sido capaces de trasladarnos la violencia del trallazo: una vez perdido el control, su McLaren ha ido de un lado a otro de la pista, al albur de lo que decidiese el destino...

El de Oviedo ha sufrido accidentes bastante duros pero imagino que ninguno como éste. Ha sido en Indy, donde dicen que quien no ha besado el muro tarde o temprano lo acabará besando, un óvalo donde se rueda muy por encima de la media en Fórmula 1, a todo trapo prácticamente todo el tiempo, del que se comenta que elige a sus héroes aunque se calla que con él no se juega.

Fernando ha salido con magulladuras pero ileso, lo que desdice las tonterías aquellas que vertió Felipe Massa sobre seguridad. Dudo mucho que un monoplaza F1 no se hubiera deshecho ante un monumental golpe como el protagonizado por el español, pero si os soy sincero, no me apetecería nada comprobarlo. Siempre se me pone mal cuerpo ante este tipo de lances y en esta ocasión, y con permiso de los espesitos, ha sido un poco más...

Con estas cosas soy muy de Fangio, quien consideraba que la mejor victoria de todas era vivir para contarlo. Y sí, bien está que de vez en cuando recordemos que las carreras son sumamente peligrosas, aunque sea algo que a mí, personalmente, nunca se me va de la cabeza.

Os leo.