domingo, 19 de mayo de 2019

Como un viejo amigo


Confieso que en estos momentos tengo encima un merequetén de la órdiga. IndyCar, Resistencia, Fórmula 1, la literatura, el dibujo, el blog, la historia de Le Mans, que vamos por 1954 y toca ir abordando ya 1955...

No quiero ser malo con esto, pero la gente tiene muy poca vida o le gusta el postureo más que a un tonto una tiza... o el tonto de la tiza soy yo porque los fines de semana no me alcanzan para tanto automovilismo deportivo como hay servido. En todo caso, nos acercamos a ritmo de crucero a una de las citas más entretenidas del calendario F1: el Gran Premio de Mónaco. Dicen de él que es imprescindible porque allí se continúa trabando el 75% de las cositas de este negocio, pero también es verdad que uno de sus principales defensores es el bueno de Joe Saward, al que luego lees y no sabe salir de descripciones bastante humanas.

En fin, yo prefiero verlo como el reencuentro con un viejo amigo al que no ves desde el año pasado. Él te dice que has engordado y tú le recuerdas que el cartón de su cabeza le va ganando terreno al pelo, pero al final está bonito todo, comes, bebes, te ríes, te entristeces recordando a los que no están, y entretanto, Mercedes AMG nos vuelve a clavar un nuevo doblete, que quizá no sea lo más importante, y que tal vez sea esto a lo que se suele referir Saward sin llegar a explicarlo bien. Y al final, pues quedas para el año que viene, como siempre.

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mónaco, tan necesario para el negocio y escenario de lo más aburrido y decadente.



King Crimson