viernes, 3 de mayo de 2019

Nota mental


Debo ser de otro planeta: no entiendo qué necesidad tiene Mercedes AMG de andar engañando a nadie si su máximo rival, Ferrari, está enfocada a inmolarse continuamente.

Donde sí veo esa urgencia es en la prensa especialista y gurúes. Sin una pizca de inteligencia por algún lado la cosa se reduce a esperar a ver en qué pie se descarga el próximo tiro la de Maranello, y no es plan; y entiendo que antes de admitir que esta temporada se nos ha vuelto a ir por el agujero del retrete con cambios en la normativa y todo, siempre será preferible poner la pimienta desde fuera, más que nada por darnos el gustazo de gritar un día: ¡emos sío engañaos!, ¡qué lista es Brackley!, ¡Mercedes, nosotros somos contingentes pero tú eres necesaria...!

Tenemos un problema bastante serio. Se ha cambiado el reglamento —con lo costosas que resultan estas aventuras—, y lejos de avanzar se ha retrocedido. Podemos negarlo tanto como nos apetezca, pero se preveía más entretenimiento en la cabeza de la parrilla y ahora mismo la de las tres puntas se ha escapado como cuando estaba prácticamente sola. Red Bull no llega y La Scuderia no atina, y Mercedes AMG domina como en 2014 y, bueno, quien más, quien menos, se está dedicando a intentar explicarlo de mil y una maneras que en el fondo parten de la misma base: ¡la alemana no tiene rival, es poderosa, la más inteligente de todas las escuderías presentes en la parrilla y tal!

La modificación de las reglas aerodinámicas ya no cuentan, tanto es así que seguimos hablando de downforce como si nada hubiera cambiado. También hablamos de gomas, faltaría más, pero sin apuntar a que yendo a un paso por garajes las carreras se mueren desde la primera vuelta salvo que surja un azar. En este sentido, Mercedes AMG lo tiene incluso mucho más fácil que otras veces: si pilla la cabeza no tiene otra cosa que hacer que no perderla; si no la pilla, sólo le queda esperar a que la bendita parada única pase factura a los contrincantes, ya que su margen de respuesta se ha reducido considerablemente con la idea de Pirelli.

Todos los años adoptamos timitos que lo explican todo: el efecto Coanda, los escapes sopladores (antes difusores soplados), undercut, etcétera, o ahora mismo el rebufo o la ventana operativa de las ruedas. Está bien porque se saca mucho pecho con esto, pero lo esencial se sigue sin tocar: Brackley sigue teniendo el propulsor más fiable y potente, ergo, se decidió cambiar la normativa para dar más oportunidades a los rivales que no disponen ni de tanta potencia ni tanta fiabilidad. Pero faltaba el proveedor único de compuestos para la Fórmula 1 y su comprensión del show [Giro inesperado]...

Un dato: en los pasados entrenamientos de pretemporada destacó la consistencia del neumático medio, llamado ahora C3, y, lógicamente, las sorpresas en cuanto a comportamiento de los equipos medianos (McLaren, Toro Rosso o Renault, por no enredarnos) vinieron de la mano del uso de C4 y C5, las ruedas más blandas de la gama para esta sesión. Bien, era febrero o comienzos de marzo y hacía fresquito en Montmeló, pero ahora que estamos en mayo, la celebración del Gran Premio de España en idéntico escenario se hará en base a los C1, C2 y C3, que si el C3 ya era consistente hace dos meses, podemos imaginar cómo va a resultar ahora tan dura selección...

Excepción hecha de comienzos de 2012, Pirelli siempre ha apostado por cogérsela con papel de fumar, y en este caso concreto se puede decir que la elección para Barcelona es cualquier cosa menos tendente a ofrecer espectáculo. Previsible es poco, amén de favorable a los equipos más potentes y fiables. Es decir, y por no enredarnos: para la milanesa sólo cuentan las tres grandes porque las otras siete están muertas desde ya. Y por simple aplicación de la lógica podemos decir que los neumáticos ya han definido en la práctica qué cuatro o cinco coches pueden luchar por los primeros puestos por mucho que los demás logren entender las gomas...

Hay más, desgraciadamente. Con compuestos tan duraderos no existe margen para sorprender al rival, de ahí el problemón que supone no entenderlos. Una parada arriesgada puede dar al traste con las aspiraciones para la prueba y la cautela volverá a ser la norma, ya que ni siquiera queda la opción de estirar la vida útil de las ruedas porque el reglamento establece que hay que hacer al menos un cambio, que es a lo que el proveedor llama estrategia [La estrategia a una parada son los padres].

Se avecina truño. Os leo.

2 comentarios:

Elín Fernández dijo...

Ya yo veo el truño.
Saludos, José.

Roberto dijo...

Una idea,se podrían sortear los compuestos para el gran Premio 2 compuestos del C1 al C5 y que corran......