viernes, 17 de mayo de 2019

No es el alonsismo...


Malas noticias para los que han abusado y siguen recurriendo al «alonsismo» a la hora de justificar la supuesta pérdida de interés por la Fórmula 1 en España, o la mala calidad de nuestra afición que ha dejado a su paso el asturiano. 

Diari ARA ha publicado un interesante artículo [El Circuit no enyora Alonso] en el que, en lo tocante a Montmeló, se desmonta el falso ideario que han estado manejando los que sí tienen un grave problema con los seguidores de nuestro bicampeón mundial y no han reparado en gastos tanto para demonizarle a él como a nosotros. Fernando ha venido bien al Circuit y esto es una evidencia, pero como explica Nuria García en el texto enlazado, las cifras de espectadores en todo el fin de semana de Gran Premio (de jueves a domingo) se mantienen prácticamente en el mismo suelo alcanzado en 1999 (161.000), mostrando, claro está, los típicos altibajos de toda estadística.

Aquí viene donde la matan. El año pasado tuve la idea de hablar de nuestra bendita competición en términos de podio [El podio como indicativo], y puesto que ARA nos aporta un diagrama y yo disponía de otro, se me ha ocurrido que tal vez se podían comparar:


Y sí, se pueden comparar, e incluso se pueden sacar sabrosas conclusiones sin abusar de la cansina «alonsomanía», aunque ahora mismo no sea mi intención exponerlas todas.

Así las cosas, e independientemente del inevitable tirón de nuestros pilotos nacionales, se puede observar que lo entretenido del campeonato tiene su reflejo en el número de espectadores que se han acercado al Gran Premio de España.

El periodo 2005 y 2006, por ejemplo, respectivamente con 11 y 10 pilotos diferentes en el podio durante toda la temporada, nos permitiría entender por qué Montmeló alcanzó los 355.000 visitantes en 2007, de la misma forma que la poca variedad durante 2007 (caemos a 6 protagonistas de media anual), justificaría la pérdida de 37.000 en 2008, y el patético inicio de 2009 (Jenson Button ganaba tres de las cuatro carreras disputadas antes de Barcelona), aclararía el brutal descenso de 105.000 aficionados ese año, y todo ello sin tener que recurrir al fenómeno Alonso.

Como decía más arriba, la comparativa da para mucho. Un último ejemplo: la alegría que se notó en 2012, con 12 pilotos diferentes en el podio, explicaría el repunte en las cifras de visita a Montmeló...

No me extiendo, ya que a lo peor sucede que no somos el ombligo del mundo y la reacción de la afición española coincide con los mismos estándares que las demás. Mucho espectáculo en pista supone una mejor respuesta y mayor entrada de dinero, por contra, aburrimiento y acción previsible acaban con cualquier negocio...

Y eso sí, siempre habrá quien prefiera mirar para otro lado y señalar al alonsismo o a Lobato o a la madre que parió a Peneque, con tal de continuar negando la realidad, pero con vuestro permiso, diré que es su problema.

Os leo.

No hay comentarios: