¡Ni lo intentéis! ¡Aquí no sirve de nada tratar de establecer un debate sano! Vamos, reíros a mandíbula batiente con esos trileros, que, cuando criticas el pobre espectáculo al que nos tiene acostumbrados Liberty en lugares como Miami, por ejemplo, buscan enterrarte vivo bajo toneladas de escombros clasistas y pseudoliberales.
La norteamericana no coloca Paddock Club al aficionado, ni escenario ni ambiente, ni número de asistentes o de audiencias, ni catálogo de personalidades que visitan el circuito, ni intangibles, ni cifras netas de inversión, ni expectativas al medio y largo plazo, ni retorno económico en la ciudad o región donde se celebra el evento, ni facilidad para trabar relaciones mercantiles o rentabilizar las que ya se han establecido, ni cualquiera de los muchos etcétera que sueltan los listillos, con tal de ocultar que el producto que sí vende Liberty Media, en estos sitios no funciona donde debería hacerlo: en la pista.