miércoles, 20 de octubre de 2021

Los chicos del coro

Dice mucho el perfil opaco mostrado por Ross Brawn desde que se ha ido conociendo que las vías a futuro de la Fórmula 1 pasaban por bajarse los pantalones ante quien pone el circuito y asegura el campeonato una o dos temporadas más. 

Quizás lo compren, quién sabe ya a estas alturas, pero jodido lo llevamos si aceptamos sin pestañear que los árabes puedan imponer un código de vestimenta para la tropa del paddock y no movamos ficha trasladando a Ana Pastor para que se le deslice el velo durante las entrevistas a los pilotos, a Antonio Lobato en falda protagonizando un upskirt al estilo Instinto básico, o a Antony Hegarty con los «and the Johnsons​» interpretando a capella el himno a los chicos del coro compuesto por Brian Tyler —resultaría infinitamente más sabroso que su versión original—. Si por mí fuera, volvía a juntar a los de Locomía y sus abanicos y pintaba con los colores del arco iris la línea de meta...

Veré el Gran Premio de Arabia Saudí como Dios me trajo al mundo, en pelota picada, acaso, adornado con una bufanda como la que cubría las vergüenzas de Juan Diego haciendo de Boronat en la París-Tombuctú de Berlanga, básicamente, porque, en diciembre, hay que tener cierto cuidadín con las corrientes de aire en Gorliz.

Nuestro deporte se vende demasiado barato para ser la máxima expresión del automovilismo deportivo, y da una pena tremenda ver la condescendencia que se gasta el personal justificando el ocaso de la disciplina, cuando el diablo, vestido de túnica de Prada y alardeando de sus oros como hacía José Luis Martín Berrocal por Sol cualquier tarde de otoño, nos impone criterios que en Occidente hemos superado hace décadas, porque ellos tienen dinero y los gilipollas de siempre justifican que tenerlo supone una especie de patente de corso, que lo mismo sirve para decirte cómo has de vestir que avala que a Jamal Khashoggi lo torturaran, lo trocearan y disolvieran sus restos en ácido por tener ideas diferentes.

Nos queda Lewis Hamilton y su activismo de pandereta, y a él me encomiendo esperando que sepa resarcirnos del frío que hace comprobando que una actividad que debería declarar el 5 de diciembre de 2021 como jornada de homenaje a James Hunt y su excesos en vida, ha preferido desatarse el cinto, ponerse mirando a Cuenca, y suministrar la vaselina al que firma los talones, fiándolo todo a que los árabes no nos hagan mucha pupa.

Manda el dinero, Calviño y Domenicali. Os leo.

2 comentarios:

Elín Fernández dijo...

Esto da vergüenza.
Los dueños, de aquel país, que vive vociferando ser el que lleva en sus manos la ¿democracia?, ¿libertad?, ¿libre expresión? Y la madre que los parió, a esos que no le ponen resistencia a sus "peticiones", no les exigen, no los consideran dictaduras, ni violan na.
Esos sinvergüenzas que toman la palabra Liberty en vano y la cualquerizan son los más hipócritas.
¡Manda el don dinero!

Lastra dijo...

Viendo como van de adelantadas las obras igual declaran forfait para este año y nos libramos. Ahora, de celebrarse, las mujeres del paddock, periodistas incluidas, deberían negarse a ir por ahí con la cabeza tapada, o van como siempre o se quedan en casa y ya harán sus cometidos unos bellos barbudos con chilaba.

Por cierto, crees que nuestro heptacampeón, el Jran Lewis, tendrá los bemoles de acudir al drivers parade con un kilt escocés... ;)))