Las probabilidades de cambios en la parte trasera de la parrilla son escasas a estas alturas de la temporada, por no decir nulas, más, teniendo en cuenta lo que hemos comentado en el repaso a las tres escuderías que se agrupan en la parte fea del campeonato.
La de Kannapolis no ha tenido presencia deportiva en el Mundial, se ha limitado a hacer acto de presencia, que no es lo mismo [La chistera sin conejos (Haas)], de manera que, salvo quizás una pizca de orgullo torero, poco se le podía exigir antes, ni mucho menos ahora cuando prácticamente está todo el pescado vendido. Hinwil ha cumplido su objetivo y está tirando con lo que tiene [¿Telón? (Alfa Romeo)], y tampoco es arrogable que, salvo mediación de un milagro, pueda superar a Williams. Y Grove tres cuartos de lo mismo que la suiza pero en la octava plaza: ha dejado atrás uno de los periodos más tristes que ha soportado la marca, haciendo olvidar a Claire Williams y su modelo de gestión, y sacando la cabeza de donde la tenía enterrada [Adiós tristeza (Williams)].
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