martes, 12 de octubre de 2021

No es mi Michael

Cada uno de nosotros se hace una idea del mundo única e intransferible, de manera que ya voy avisando que no encaja con la mía el docudrama Schumacher de Netflix, y no porque la figura del heptacampeón no quede bien reflejada al gusto de sus afines, más bien porque como documental obvia demasiadas cosas que a mí me parecen imprescindibles a la hora de entender al Kaiser, y como drama, carga excesivamente las tintas en un momento en que, querámoslo o no, Michael Schumacher sigue todavía vivo.

Ni siquiera la banda sonora compuesta por Christian Wilckens logra salvar el producto, repito, bajo mi humilde punto de vista. El alemán no es Antonio Pinto, auténtico artífice de que Senna no se desmoronara del todo, y aquí creo que está el principal escollo, en que los directores han tratado de quedar a la altura del trabajo de Kapadia cuando era materialmente imposible.

Durante su vida profesional, el de Kerpen compartió con el público una menor cantidad de información personal que el paulista, de forma que se ha pretendido dar un tono intimista a un conjunto que, en líneas generales, daba para especial de Goodwood Revival Tribute y poquito más.

Ya digo que a los seguidores del astro alemán les va a gustar, o les habrá gustado, porque tiene una marcada intención de ensalzar su figura, y es algo que respeto, pero el tono hagiográfico de Schumacher va a brochazos y no con pinceladas sutiles como en Senna, quizá porque Nöcker, Wech y Kammertöns, juntos o por separado, ni son Asif Kapadia ni han querido profundizar en ese Kaiser que conocemos todos, o sencillamente no han sabido hacerlo. 

El caso es que el resultado es escasito. Poco Jordan y Benetton, apenas nada de Mercedes-Benz, y un Michael Schumacher que, desde luego, no es el que yo conocí y recuerdo.

Os leo.

3 comentarios:

Erathor dijo...

Para estar realizado por alemanes no está mal... No escondieron ni su ego ni su signo zodiacal. ;P. Que podrían... Un poco ñoño, no voy a negarlo, pero me lo esperaba más parcial aún.

Dos cosas:

- El lloriqueo por igualar a Senna no se lo creyó nadie, ni en directo ni en diferido.

- El detallito del podio con Alonso... entraba dentro de lo previsible y me hizo esbozar una sonrisilla sardónica. ¡Qué mas puedo pedir! :).

Agur!

tita hellen dijo...

No lo he visto, me da miedo por las críticas que estoy viendo. Si lo pensamos, Shumi viene de una época donde no había que entrar tanto en lo personal, o quizá se difuminaba más esa línea. Si lo comparas con Raikkonen, que se polarizó como "malo de película" más en un primer momento, Schumi es menos malo, de hecho, fue el que devolvió un poco la ilusión a Ferrari.

Que esa polarización su use para "limpiar" su imagen, cuando sabemos que fue un tipo al que, su afán competitivo, le puso en momentos muy feos varias veces, no sé si es algo con lo que me sentiría muy cómoda como espectadora.

Besotes

pocascanas dijo...

He visto la película, más movido por la curiosidad después de leer esta entrada que por las expectativas que pueden despertar en mí los contenidos de Netflix en cuanto a su rigor documental.
Me pareció que sobraron muchos minutos, extensos pasajes en donde se termina empalagando al expectador reiterando conceptos, machacando sobre una idea.
Entiendo la dificultad de abarcar a un personaje como Michael, pero el resultado parece un homenaje post-mortem a alguien que está vivo.
Y no quisiera pensar mal, pero termina pareciendo un espaldarazo a Mick...

Saludos desde el Coño Sur