Dice mucho el perfil opaco mostrado por Ross Brawn desde que se ha ido conociendo que las vías a futuro de la Fórmula 1 pasaban por bajarse los pantalones ante quien pone el circuito y asegura el campeonato una o dos temporadas más.
Quizás lo compren, quién sabe ya a estas alturas, pero jodido lo llevamos si aceptamos sin pestañear que los árabes puedan imponer un código de vestimenta para la tropa del paddock y no movamos ficha trasladando a Ana Pastor para que se le deslice el velo durante las entrevistas a los pilotos, a Antonio Lobato en falda protagonizando un upskirt al estilo Instinto básico, o a Antony Hegarty con los «and the Johnsons» interpretando a capella el himno a los chicos del coro compuesto por Brian Tyler —resultaría infinitamente más sabroso que su versión original—. Si por mí fuera, volvía a juntar a los de Locomía y sus abanicos y pintaba con los colores del arco iris la línea de meta...
Nuestro deporte se vende demasiado barato para ser la máxima expresión del automovilismo deportivo, y da una pena tremenda ver la condescendencia que se gasta el personal justificando el ocaso de la disciplina, cuando el diablo, vestido de túnica de Prada y alardeando de sus oros como hacía José Luis Martín Berrocal por Sol cualquier tarde de otoño, nos impone criterios que en Occidente hemos superado hace décadas, porque ellos tienen dinero y los gilipollas de siempre justifican que tenerlo supone una especie de patente de corso, que lo mismo sirve para decirte cómo has de vestir que avala que a Jamal Khashoggi lo torturaran, lo trocearan y disolvieran sus restos en ácido por tener ideas diferentes.
Nos queda Lewis Hamilton y su activismo de pandereta, y a él me encomiendo esperando que sepa resarcirnos del frío que hace comprobando que una actividad que debería declarar el 5 de diciembre de 2021 como jornada de homenaje a James Hunt y su excesos en vida, ha preferido desatarse el cinto, ponerse mirando a Cuenca, y suministrar la vaselina al que firma los talones, fiándolo todo a que los árabes no nos hagan mucha pupa.
Manda el dinero, Calviño y Domenicali. Os leo.
2 comentarios:
Esto da vergüenza.
Los dueños, de aquel país, que vive vociferando ser el que lleva en sus manos la ¿democracia?, ¿libertad?, ¿libre expresión? Y la madre que los parió, a esos que no le ponen resistencia a sus "peticiones", no les exigen, no los consideran dictaduras, ni violan na.
Esos sinvergüenzas que toman la palabra Liberty en vano y la cualquerizan son los más hipócritas.
¡Manda el don dinero!
Viendo como van de adelantadas las obras igual declaran forfait para este año y nos libramos. Ahora, de celebrarse, las mujeres del paddock, periodistas incluidas, deberían negarse a ir por ahí con la cabeza tapada, o van como siempre o se quedan en casa y ya harán sus cometidos unos bellos barbudos con chilaba.
Por cierto, crees que nuestro heptacampeón, el Jran Lewis, tendrá los bemoles de acudir al drivers parade con un kilt escocés... ;)))
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