Regreso al futuro [Interlagos]

Fernando Alonso se proclamaba campeón más joven de la historia con 133 puntos, 21 más que su inmediato perseguidor, Kimi Raikkonen, y 71 sobre el tercero, el heptacampeón mundial Michael Schumacher; después de haber obtenido 7 victorias, 5 segundos puestos, 3 terceros, 1 cuarto, 1 décimo primero, un abandono, y una no participación (USA). Lewis Hamilton ha conseguido destronarlo con 35 puntos menos, a 1 punto del segundo clasificado, Felipe Massa, y a 23 del tercero y cuarto clasificados (Raikkonen y Kubica, respectivamente), tras haber obtenido 5 victorias (una menos que Massa), 2 segundos puestos, 3 terceros, 3 quintos,1 séptimo, 1 décimo, 1 décimo segundo, 1 décimo tercero y 1 abandono (Canadá).

Lo menciono porque a partir de esta misma noche van a tratar de engañarnos, vendiéndonos la moto de que el personaje que hoy ha perdido 6 puntos de los 7 que tenía de renta después de China, es un auténtico portento, porque el caso es que Lewis Hamilton, siendo bueno bajo determinadas circunstancias, ni es completo ni ha madurado lo suficiente, y por ello creo que habrá que esperar al año que viene para que la realidad empiece a colocarlo en el sitio que le corresponde.

Y digo lo que he dicho porque hoy ha vuelto a demostrar en seco y en mojado, que no sabe correr como debería correr un campeón del mundo, y no me vale lo de que en Interlagos haya salido a proteger su ventaja, porque lo suyo, de haber sido así, habría sido que hubiera hecho podio al menos, y no el ridículo hasta la última curva del circuito brasileño, donde se ha encontrado la suerte de cara por enésima vez; porque estamos hablando de un tipo al que le hacía falta acabar quinto y desde el viernes ha jugado a esa carta, hasta el punto de que ha estado a nada de perderlo todo por segundo año consecutivo. Si a eso le llaman madurez, yo no me apunto.

Hecha la breve semblanza del campeón mundial de 2008, la temporada más pobre que recuerdo, paso a destacar la magnífica carrera de Ferrari (lástima que no haya servido de nada), en la que ha sobresalido la exhibición de Felipe Massa, en seco y en mojado, que le ha permitido alzarse con la victoria (¡rosso o nada, Felipe, rosso o nada!), y la enorme solvencia con que Kimi Raikkonen ha resuelto su papeleta de escudero; y la no menos impresionante lección de conducción que nos ha dispensado nuestro bicampeón mundial Fernando Alonso, quien se ha colocado segundo para sonrojo de los que el año pasado hicieron añicos su tercer título (8 puntos sobre el segundo McLaren en la general, y con un R28).

Un Sebastian Vettel que apunta demasiado lejos (mucho más, desde luego, que Lewis Hamilton), con una estrategia a tres paradas, lograba el cuarto puesto final tras demostrar que sobre agua va a suponer un peligro para quien se ponga delante, rubricando además, con una gestión impecable de la prueba, que ha alcanzado la madurez que se exige a un gran piloto; y un Glock (6º) y un Trulli (8º) que han firmado para Toyota un final de temporada que aunque ha situado a la casa japonesa en 5º lugar del mundial de constructores (detrás de Renault), parece que aleja definitivamente los fantasmas de fiabilidad y solvencia que aquejaban a sus monoplazas en años no tan lejanos, me han parecido lo más sobresaliente de un gran premio de infarto, que ha tenido de todo, y en el que sólo he echado en falta que David Coulthard, quien hoy se jubilaba, hubiera podido terminar sin tener que abandonar apenas iniciada la prueba.

Nos vemos.