domingo, 28 de julio de 2024

A 375 gramos


Cabría decir que lo ocurrido esta tarde tiene un sabor agridulce, pero como no soy de esa pasta, voy a escribir que manda cojones que se haya descalificado al único piloto que ha hecho del Gran Premio de Bélgica 2024 algo para recordar.

Entiendo que las reglas son las reglas y que kilo y medio por debajo del límite de peso no es algo tolerable, pero no soy capaz de asimilar lo de la ausencia de las virutas de goma y la grava como factor determinante, fundamentalmente porque todos los que han llegado a meta han sufrido las mismas circunstancias y nadie más ha resultado penalizado. Me quedo, sí, con el recibimiento en el box de la noticia de que George había ganado, y con la reacción de Toto y su fría aceptación de la sanción.

Echando cuentas, el piloto, entre el desgaste extra de la goma y que no ha pillado gravilla, ha dejado de acumular 375 gramos por rueda, lo que me lleva a preguntar ingenuamente si las llantas del segundo relevo en Brackley podrían pesar ligeramente más que las del primero para dar el peso mínimo en la báscula, por ejemplo. Es una pregunta al vuelo, como otras, pero la única diferencia entre Russell y sus rivales ha consistido en que el británico ha declinado pasar una segunda vez por garajes, y ahí mismo se le ha jodido la historia.

375 gramos por rueda, repito, filete y medio de carne, apenas nada en términos mensurables puesto que los aros delanteros pesan 18 kilos cada uno y los traseros 21. Algo que no se debería haber notado salvo porque el mejor piloto del Gran Premio de Bélgica anunciaba a su muro que podía seguir con lo puesto y éste le indicaba que OK! Ha pasado algo que no conoceremos nunca ya que es el coche que llega a meta el que pasa las revisiones y es pesado para obtener el placet federativo...

Russell out y esa pegajosa sensación de que las explicaciones de los expertos no cuadran, de que Toto se barruntaba algo aunque cruzaba los dedos porque no se desvelara; de que quien mejor lo ha hecho ha sido descalificado por no haber leído la letra pequeña del contrato, o por haber confiado en quienes deberían haber velado por él y tenían que haber contemplado la pérdida de peso al dejarle continuar en pista.

Gana el sainete, una vez más, y pierde la afición, materializada en esta ocasión en el gesto derrumbado de George una vez ha conocido el veredicto.

Os leo.

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