El trasto que conducía Travis Bickle (Robert De Niro) en Taxi Driver, película de 1976, elevó a la categoría de mito rodante un vehículo que, ya entonces, formaba parte de la iconografía de Nueva York.
Estamos ante el Checker versión Marathon A11, con la distancia entre ejes nueve pulgadas más corta que la limusina Marathon Town Custom y con transmisión y motor Chevrolet de 6 cilindros en línea y 5'7 litros de capacidad, lo que mejoraba su fiabilidad en ruta con respecto a los A10, algo vital en las calles de la Gran Manzana pues los taxis rodaban por ellas las 24 horas del día y con sus conductores haciendo turnos. Salvo para mantenimiento, reparaciones o relleno de combustible en la central, aquellos bichos hacían honor a su denominación Marathon y se puede decir que prácticamente no paraban nunca.
Checker Motors Corporation fue una empresa automotriz estadounidense, concretamente con sede en Kalamazoo (estado de Michigan), que carrozaba sus sedanes a partir de componentes portantes, mecánicos e impulsores de otras marcas, que cubría sus necesidades económicas vendiendo a particulares, pero también ganando contratas municipales y estatales, para suministrar coches a la policía, cuerpo de bomberos y servicios de taxi.
Fundada en 1921, no será hasta 1929 que adquiere la compañía Yellow Cab Company de ámbito federal y comienza a convertirse en un gigante indiscutible del sector, ya como Checker Cab.
La serie Marathon, iniciada con el A de 1959 y en producción en sus diferentes variantes hasta 1982, partía de un sedán familiar de cuatro puertas que, gracias a su robustez, amplia habitabilidad interior y gran volumen para equipajes, permitía a la fábrica cumplir con muy pocos retoques los rigurosos requisitos que establecían las ciudades para sus taxis, y así, las flotas de Checker se hicieron habituales del imaginario urbano de Chicago, San Francisco, Los Angeles y Nueva York, etcétera.
Nuestro protagonista, el A11 Taxi Cab, se diferencia de otras versiones hermanas por las soluciones que se dieron al interior del espacio para pasajeros, fundamentalmente, donde destacaba el generoso habitáculo posterior sin asientos abatibles. Grandote, a prueba de bombas en orden de marcha, alto, de fácil acceso y bien separado del suelo, el Checker ha sido considerado, no sin razón, la réplica estadounidense al emblemático Austin FX4 londinense.
El modelo que traemos hoy a Nürbu se corresponde a una maqueta a escala 1/43 del catálogo de IXO, que fue distribuida en España bajo el sello Altaya, y pena que no he encontrado el SEAT 1430 taxi Barcelona, porque verlos juntos nos permitiría apreciar mejor cómo se las gastaba el Checker.
Os leo.
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