sábado, 9 de marzo de 2024

¡Indignante!


Habida cuenta de lo que nos reímos cuando la FIA sancionaba a Jenson Button y Fernando Alonso con tomar la salida desde el culo del mundo porque McLaren buscaba encajar la maquinaria Honda en sus coches, o recortar unas milésimas de segundo a los rivales, chirría bastante la llantina de Brackley ante la superioridad de Milton Keynes, cuando, en sentido estricto, no mueve un puto dedo por presentar batalla.

Los propulsores están congelados pero esto no va sólo de motores sino de eficiencia aerodinámica, y aquí, en esta área, aún queda mucho margen para sortear el Reglamento evitando que te descubran, claro, que ya nos lo tenía dicho Bernie: «En F1 hay que hacer trampas, eso sí, procurando que no te pillen».

El caso es que Toto el racer se nos ha vuelto Blancanieves la del cuento y prefiere dinamitar temporada tras temporada al aficionado antes que hacer lo que ha hecho toda su vida cualquier carrerista que se precie de ser llamado así, buscando los límites de la Normativa y transgrediéndolos, y en su caso, asumiendo las consecuencias...

¡Qué coño!, si también lo lleva en el ADN la de las tres puntas. Impuso un modelo de unidad de potencia en el que llevaba trabajando desde 2007, utilizó a Brawn GP para hacerse un sitio en el Grupo de Estrategia, amenazó a Ecclestone con aplicar el código deontológico de la marca cuando al británico le estalló en la cara el caso Gribkowsky, fue protagonista estelar del Pirelligate en 2013...

La pregunta del millón debería ser ¿por qué Mercedes AMG se contenta ahora con señalar lo fea que resulta la actuación del contrincante? 

No hay soluciones imaginativas del estilo de usar para la combustión aditamentos del aceite prohibidos en la gasolina, o saltarse a la torera las directrices del proveedor de gomas cambiando de posición el cinturón exterior de refuerzo en la carcasa, etcétera. No hay nada de esto pero sí un montón de pequeños brindis al sol, que si obligar a modificar la altura del suelo para evitar el porpoising, que si Pirelli mejor le hace un favor por el bien del espectáculo, que si copia a Red Bull pero mamá FIA transige con su propuesta de innovador alerón delantero, todo con tal de que no se note que quizás Hamilton se marcha a Ferrari porque en el cortijo de Wolff hay más ganas de llorar que de vencer.

Y no, lo indignante después del Gran Premio de Arabia Saudí, lo realmente intolerable, no es ni la enésima victoria de Max Verstappen ni el nuevo doblete de la austriaca, sino la actitud de la octocampeona del Mundo (2014 a 2021), que prefiere continuar enmierdando la competición antes que asumir que carece de la voluntad necesaria para volver a estar arriba.

Os leo.

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