jueves, 21 de marzo de 2024

Ejerciendo de ex


¿A quién no le ha pasado verse alguna vez obligado a fingir normalidad donde todo da por el flete...? 

A Lewis le ha sucedido y podría compartir sketch con Alberto y Rober en una de Pantomima Full, o suponer el sustrato del correspondiente guión, o el referente, o el homenajeado, como se dice ahora, incluso podría hacer un cameo.

El astro deportivo ha dejado tirado a su equipo para irse a Ferrari, y los italianos, en vez de cortarse un poco, lo han recibido con los brazos abiertos, tirando cohetes sueltos u organizando ruidosas mascletaes; en definitiva, descuentan los segundos que faltan para que llegue el 1 de enero de 2025 y Hamilton se pueda vestir de rosso. Pero estamos todavía en 2024 y Brackley parece uno de esos pisos que comparten por obligación parejas que desearían divorciarse pero no tienen dinero para los trámites ni dar el salto.

Lewis finge todo lo que puede pero nada de lo que hace parece suficiente para suavizar el ambiente espeso que lo rodea. Suelta frases de bienqueda patético, sonríe, levanta los pulgares en los selfies y las instantáneas que le solicitan los aficionados, pero resulta todo tan artificial que íntimamente no sabe si llegará entero a diciembre...

No ha tenido las agallas que mostraron Prost, Schumacher, o Alonso en épocas más recientes, de irse cuando tocaba para volver cuando a cualquiera de los tres se le puso en la puntita de la herramienta, y al británico sólo le queda ejercer de ex sin serlo sensu stricto, sin margen para disfrutarlo y, obviamente, sin horizonte cercano al que agarrarse.

Tirando de retórica, se podría decir con bastante grado de aproximación que hoy el heptacampeón es más personaje que nunca. Mira que ha fingido en su dilatada carrera profesional, pero, honestamente lo digo, no tengo muy claro que aguante sin hacerse un daño irreparable.

Os leo.

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