viernes, 29 de marzo de 2024

Castillos de naipes


No os creáis, aún recibo cartas escritas a mano, pero cuando abro el buzón temo por si una de ellas viene remitida a mi nombre por Adrian Martin Newey, solicitando trabajo, ¿qué iba a ser si no...?

El hombre está en boca de todos y ha pasado por tantas manos en este inicio de temporada, que únicamente falta que lo propongan como candidato a Jefe Supremo de Ingeniería en Haas. Es broma. El periodismo deportivo es una puñetera basura pero todavía no se ha vuelto gilipollas del todo —¡al tiempo!—, de manera que manosea la figura del Mago de Milton Keynes pero sólo hasta el primer adverbio, con la puntita, vamos.

Todo esto que está sucediendo con el padre conceptual del RB20 me recuerda a esos programas sobre extraterrestres en los que te dicen: «si aceptamos que fuimos visitados por seres de otra galaxia...», pues hombre, si aceptamos que Max está tan loco como para abandonar Red Bull y ésta se deshace, podemos poner a Newey donde nos plazca, y hacer correr verdaderos ríos de tinta pariendo vulgares especulaciones.

Eso sí, si por un casual me lee él o uno de sus cercanos, decir que trabajo, lo que se dice trabajo, dispongo de mucho pero no de su área de competecias. Ahora bien, marmitako con sobremesa de whisky y buena charla sí tengo, y tablero de dibujo y maquetas sin acabar. Mi inglés sólo me da para leer el idioma de Shakespeare con cierta fluidez, pero es obvio que nos acabaríamos entendiendo en ese apetecible mano a mano.

Os leo.

1 comentario:

Cao Wen Toh dijo...

Esto que voy a decir no es un vaticinio; claramente es un deseo y nada más que eso.
Ahí va:
Nadie cuenta con la posibilidad de que el hijo pijín del Sr. Stroll deje su asiento libre en Aston Martin. Y, sin embargo... Imaginad que Aramco tira de petrodólares, que en salarios, como se sabe, quedan fuera de los límites del presupuesto, y se traen a Verstappen con el tirón del motor Honda y de los diseños del ingeniero Newey para juntarlo con Alonso. A cambio al niñato le ofrecen la posibilidad de ser campeón del mundo... del WEC. Con el hipercacharro ese llamado Valkyrie; parido, recuerden, por... Sí, por un tal Adrian. Y que además, en Le Mans tendría de compañeros a un doble campeón de F1, de ese certamen y de esa prueba, llamado Fernando (experiencia ahí, de sobra) y en el tercer relevo al piloto más rápido y talentoso de todos los tiempos, además de tricampeón (de momento) de F1, llamémosle Max.
Sí, es sólo un deseo, un sueño, e igual me despierto con la mano hundida en el orinal.
Pero a mí me cuadra.