sábado, 11 de junio de 2022

¿Para qué?

Siento llegar tan tarde. Hay prioridades, ha descargado tormenta eléctrica sobre Gorliz (todavía sigue sonando a lo lejos) y Eileentxu lleva fatal los truenos, de manera que he pasado mis buenas horas entreteniéndola o sosteniéndola en mis brazos y acariciando su barriguilla, o cepillando su cabeza con mi barba mientras le confesaba que Hilly por fin encuentra a Alicia y se atreve a tomarla por las manos para decirle lo que ambos esperaban oír en los labios del otro desde que se conocieron décadas atrás. 

A ella le calma, a Baghee también, aunque es él quien me busca para cerrar los ojos y poner cara de bobo cuando se atusa el pelo de la nuca con mi mentón.

Eileen duerme ahora a mis pies, sobre su mantita, agotada, ajena a lo que sucede en La Sarthe. Todo ha pasado. Lo que no transcurre ni muta ni se transforma, ni tanto así, es la forma súper macho varonil de acercarse a nuestro deporte. Testosterona pura, a raudales, desbordada, ¡Sáinz debería haber provocado una bandera roja para retener su tiempo de pole conseguido en el intento anterior! ¡Ahí, con dos avellanitas y un palo! Y me pregunto ¿para qué?

Por suerte puedo seguir permiténdome lujos como el que consume estos minutos en Nürbu. Mientras ahí fuera esperaban a ver qué decían extramuros sobre Leclerc ya afirmábamos aquí que el monegasco es el mejor calificador de su generación [Un giro perfecto]. Mientras el año pasado se entretenía la peña dilucidando si eran churras o merinas en Maranello, en esta pequeña bitácora insistíamos una y otra vez en que había poco que comparar porque Ferrari estaba trabajando con miras a 2022...

¿Resultó cómodo 2021, a que sí? Todo tan diáfano y tan clarito. Lo jodido es esta temporada, la niebla, asimilar que Charles no tiene igual a una vuelta y a Carlos no le interesa hacerse trampas al solitario sino vencer al enemigo que lleva dentro, el peor de todos, porque quiere superar al rey de la especialidad y sólo podrá certificarlo sobre el asfalto, asumiendo riesgos que ahora parecen innecesarios pero forman parte imprescindible de su aprendizaje. 

El madrileño no está tan lejos, Clint Eastwood también ha firmado películas románticas, pero Leclerc es capaz se seguir arañando décimas al cronómetro de donde prácticamente no existen. ¿Para qué iba a provocar el español una bandera roja si su objetivo es imponerse al mejor? ¿De qué le habría servido?

Os leo.

1 comentario:

DeLorean dijo...

https://www.formulapassion.it/opinioni/federico-albano/telemetria-pole-baku-leclerc-limite-follia-ferrari-redbull-621655.html

Una más... mañana espero lo peor (ya lo sabes), así que con la "grande bellezza" de hoy me conformo.

Carlos hace cuanto puede, como Lewis u Ocon (aunque sus artes son limpias), pero al lado tiene al monstruo, al Cthulhu rosso, y bastantes arrestos tiene Sainz, como los de su padre para enfrentarlo cara a cara en un circuito que es uno de sus R'lyeh. Cualquier otro también caería.

Todavía me acuerdo de su victoria en Bakú en F2 a los pocos días de fallecer su padre (fue muy emotiva). Y de que aquella jugarreta de Ferrari montándole gomas de hielo cuando no tocaba (la pole de 2019 era suya). Mañana será otra cosa y en Canadá otra. Porque es lo que tiene toda historia, que quien al final vence es el bueno y no el monstruo.

OFF TOPIC
Mención especial a la aceleración de RB antes del detector de DRS en comparación con Ferrari y, cómo no, a Sir George Russell. Pedro de la Rosa ha utilizado la palabra "humillar"... sabía que le pasaría por encima a una vuelta en cuanto se acoplara al coche. Y en ese territorio puede mirar de reojo a Charles.