lunes, 6 de junio de 2022

Goodbye Belle Isle

Acostumbrado a que las despedidas de circuitos de F1 se cometan en callejones oscuros y mediante tiros por la espalda, sorprendió gratamente el adiós festivo que dieron Detroit y la IndyCar al trazado Raceway on Belle Isle —el año que viene la ciudad continuará celebrando su Grand Prix, pero lo hará desde el interior de sus calles [New circuit revealed for proposed Detroit GP move].

La carrera en sí estuvo marcada por dos circunstancias clave: el errático comportamiento de los neumáticos blandos y la ausencia prácticamente total de periodos de caution (sólo hubo uno, al final), lo que la convirtió en un escenario donde las luchas se desarrollaron a pleno pulmón y poniendo velas a los santos porque un alto porcentaje del resultado iba a depender del acierto o fracaso de las estrategias.

Con Josef Newgarden partiendo desde la pole, la arrancada fue sumamente limpia y la parrilla apenas sufrió cambios de posiciones. Eso sí, transcurridas unas vueltas comenzó a percibirse una exagerada degradación de los compuestos en aquellos monoplazas que habían optado por abrir la cita con los Firestone rojos y buscaban jugar sus bazas a dos paradas. 

Quedaba Alexander Rossi, también a dos pasos por garajes, aunque el californiano iba a dos stints rapidísimos y a apostarlo todo a un último relevo más extenso que sus rivales. Casi le sale, y si no fructificó su plan fue porque los que partieron con duros en estrategia alternativa, llegaron a ese tercio final de la carrera con unas gomas en mejor estado. Will Power estaba entre ellos.

Venció el australiano seguido por el bravo Rossi y Scott Dixon ocupando la tercera posición. Cerrando el Top Five, Josef Newgarden obtenía la cuarta plaza y Pato O'Ward se aupaba con la quinta. Palou, muy diluido durante toda la prueba, especialmente en la segunda mitad, conseguía terminar sexto.

Os leo.

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