jueves, 16 de junio de 2022

¡Uf!

No soy quien para sacar de dudas a nadie, menos a quien no quiere salir de su zonita de confort ni así lo maten, pero que sigamos en 2022 con la turrada de cómo la tienen metida los alonsistas con Hamilton desde 2007 —total, porque alonsistas y no alonsistas no tragamos con el postureo del ídolo británico en Bakú—, me lleva a desenfundar en legítima defensa y contaros que lo primero que hace un piloto lastimado en los azares de la competición, es avisar a sus cercanos que todo está bien, también a los afines y extraños, no aceptar un bastoncito para poder continuar caminando sin dedicar siquiera un gesto que tranquilizase al respetable.

Max Verstappen, por no irnos demasiado lejos, levantó el pulgar de su mano antes de ser metido en la ambulancia tras haber sufrido un descomunal accidente en Silverstone el año pasado, provocado por el ínclito, ¡vaya! 

Pero yéndonos más allá, os contaré que en Interlagos 2003, Fernando Alonso no pudo evitar los restos del Jaguar de Mark Webber al final de recta de tribunas del trazado paulista y por poco no lo cuenta. En 2015, casi se electrocuta en Montmeló, y en Melbourne 2016, tras salvar 27 Gs de inercia después de salir lanzado y rebotando como resultado de golpear previamente el coche de Esteban Gutiérrez, el asturiano pensó en los demás antes que en sí mismo: ¡Calmaros, todo está bien! y esas cosas. Lo que hace un ser normal...

Lewis no ha sufrido un zambombazo así en su puñetera vida, y si ha sufrido algún percance mayor también ha dedicado sus primeros gestos a señalar que estaba bien y entero, de ahí que los alonsistas y los no alonsistas nos descojonemos vivos viéndole caminar por el paddock apoyado en una cachabita para ancianos, porque se notaba a la legua que estaba fingiendo. Un Dakar le dábamos, ¿no?

No, no hay nada personal. Sir Jakie Stewart continúa plegándose a la grandeza del Chueco Fangio [dentro vídeo, a pregunta de Edgardo Berg]; pero no, la dimensión de un piloto la construye él mismo, y, en el caso del supuesto mejor piloto de todos los tiempos el problema es el candidato al puesto, un individuo sometido al personaje que ha creado, que interpreta un dolor insoportable de espalda porque es lo que dicta el guión.

Bien por los fans del heptacampeón, pero no lo comparéis jamás con titanes como Schumacher o el de Balcarce, o el bueno de Alain Prost, porque las cuentas no os van a salir nunca. Y es que hay tipos y tipos, y el de Stevenage no es el adecuado para hacer de novio de vuestra hija, y lo sabéis.

Os leo.

4 comentarios:

pocascanas dijo...

Alguien se imagina la reacción de Kimi si en alguna ocasión le hubieran alcanzado un bastón al bajarse de auto?

Uhhhh...

Saludos desde el Coño Sur

Cao Wen Toh dijo...

El Mierda con bastón, ya no es cacas, es mojón.

Erathor dijo...

Como dice Josete, si no cantase tanto el postureo que se trae.

Y lo hace porque sabe que le hacen caso. Son 44 millones de nómina que atraen el triple y tantos en patrocinios.

No hay más.

A ver si alguien pensaba que no se ponía el número 1 en el coche por humildad.

Que todo el mundo sepa lo que vale. 44.

Matador dijo...


Hola,

Es el campeón que nos hemos fabricado, igual que Vettel. Dos productos de mercadotecnia que han ganado 11 de los últimos 13 títulos. Y como productos de laboratorio, hay que cuidarlos, y reclaman su atención para ser cuidados. La diferencia es que a Seb, el tiempo y las derrotas le dotan de una pátina de humanidad creíble y empieza a caernos simpático. Lewis, al contrario, siempre ha sido poco creíble, y sigue empeñado en parecer antipático por acartonado. Recordamos 2007, los manejos de su papi, y sus conchabaos con las Nomenclaturas de McLata (idilios sentimentales con la hija de uno de los jefes incluidos) o de Merche, entonces y ahora, empeñada en hacernos ver que una marca que en el pasado tuvo episodios dudosos, puede redimirse y ser respetuosa con las minorías étnicas, e incluso, impulsar sus carreras como si estuvieran propulsadas por los cohetes de Von Braun...

El otro día hablabas de épica en la entrada del Halcón Milenario. Épico fue ver salir a Berger del incendio de su Ferrari en Tambourello, épico fue ver a Senna corriendo a desatar los cinturones de Comas, épico fue ver a Hakkinen sobreponerse de su accidente en Australia, épico fue ver volver a Schumi después de partir el chasis de su Ferrari y sus piernas contra las barreras de Silverstone,... La épica que recuerdo de Hamilton es la grúa de Nurburgring o la maniobra en Silverstone el año pasado que casi nos priva de Max. La épica de Toto empezó a ser visible con unos test de neumáticos en Paul Ricard en 2013... La palabra castellana que mejor les define es fullero, en el sentido de poco fiables.

Salu2!