Si tuviera que elegir una única cosa que llevarme a una isla desierta, metía en mi mochila de náufrago un Gran Premio de Brasil diferente al que vimos el fin de semana pasado.
Los Red Bull y Toro Rosso han superado con creces las estúpidas limitaciones de tres unidades de potencia por temporada, y todo apunta a que ofrecieron en Interlagos espectáculo a raudales precisamente porque disponían en territorio paulista de propulsores con menor rodaje que el de sus rivales. Sin duda es un dato a tener en cuenta que no contemplé el domingo por la mañana cuando señalaba el extraño desinfle de Mercedes AMG [Satisfacer a Jos].
No obstante, y por aquello de estirar un poco más este texto, siquiera hasta un tercer párrafo, creo que cabe preguntarse si no habría rentado a Brackley romper el rigor presupuestario con tal de ofrecer una carrera en condiciones a los aficionados de todo el mundo. En teoría el show es lo más importante. No sé, yo lo habría agradecido.
Os leo.
2 comentarios:
Pero Maestro, si hay que ir se va, pero ir p'a n'a...
A qué va Mercedes a complicarse la vida y seguir machacando y atrayéndose suspicacias y antipatías cuando ya tiene ambos campeonatos en la butxaca... Eso lo haría un Hamilton de la vida, porque este no conoce límites a su hambre de ganar, pero una marca como Mercedes no hace eso porque no hay nada que ganar en ello y como bien sabes donde no hay ganancia todo son pérdidas.
Saludos.
Además, estaría muy a contramano de los 1000 despidos planificados. Estamos en época de austeridad.
Saludos desde el Coño Sur
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