Pues sintiéndolo mucho sigo sin ver a Tsunoda como compañero de Verstappen en la de las bebidas energéticas, es más, me atrevería a decir que vamos a perder un magnífico piloto de montonera a cambio de intentar cerrar un agujero abierto en el casco, que se originó cuando alguien tuvo la estúpida ocurrencia de hacer correr a Checo a la pata coja y con un brazo atado a la espalda.
A estas alturas de la película mi opinión ha dejado de ser relevante, pero continúo pensando que todo comenzó con la forma canalla en que se conjuró la amenaza para los intereses de la austriaca que podía significar el mexicano.