miércoles, 9 de enero de 2019

Amores que matan


Al lío. Es miércoles y a Maurizio Arrivabene le están cayendo boinazos como panes y me da que el personal no ha calibrado correctamente que con este temazo del invierno le está haciendo el trabajo sucio a los mamporretas del reino, sean foráneos o nativos, mayormente a los primeros. 

No es que el de Brescia no tenga culpa en todo lo que ha sucedido de 2015 a esta parte, que la tiene, es que si cargamos las tintas con él, si sobreactuamos con él o señalamos a Ferrari constantemente, el tema Sebastian Vettel nos queda más limpio que una patena, y esto es esencial para el guión de la película inglesa que nos están contando, ya que con un Vettel que no ha podido porque no se han hecho bien las cosas (tesis de Bernie, por cierto), el pentacampeonato del mundo tiene más valor y los que viven de la sombra de Hamilton pueden continuar tirando un trecho más.

Sebastian tiene como mayor culpa el haber metido a Maurizio en jardines de los que éste no ha sabido salir. Si el de Heppenheim hubiese hecho su trabajo seguramente la película sería muy diferente, ya que los errores del equipo habrían sido asumidos sin mayores contratiempos y Arrivabene sería el mismo individuo soberbio y turbio que nos dibujaba anteayer Mark Hughes, aunque nadie le pondría puntos y comas, o comillas y corchetes, como está sucediendo practicamente ahora mismo.

La madeja está bastante enmarañada, lo reconozco, pero cuando en la pista se obtiene ventaja numérica los problemas acostumbran a ser menos problemas y la vida se ve teñida de rosa, y mal que queramos, para eso está el piloto.

Arrivabene seguramente no habrá sido el hombre adecuado —he sido muy crítico con él desde el minuto uno—. Fue saludado por la prensa british y se le han perdonado casi todos los pecados hasta que ha surgido el supuesto encontronazo con Binotto, que lo sacaron a la palestra, no lo olvidemos, las tradicionales fuentes anónimas de las que suelen abusar los juntaletras isleños, y resulta curioso porque mientras aquí decíamos que se estaba desestabilizando a Maranello, afuera se compraba la mandanga sin torcer el gesto.

Se habla mucho de las intenciones que tenía Sergio Marchionne con respecto al ahora ex de Ferrari, pero se menciona poco que Vettel también estaba en su punto de mira. Poneros en situación. Diciembre de 2017. Cena de navidad para los de La Scuderia. Habla Sergio:  

«Vettel ha una parte di se che mi ricorda qualcosa di meridionale. Lo ha dimostrato un paio di volte quest'anno, ma credo che abbia imparato dai suoi errori, perché è un ragazzo che studia molto, anche se stesso. Credo che nel 2018 la parte meridionale di Vettel non la rivedremo più, perché ha capito, anche se a dire il vero le occasioni per arrabbiarsi non è che gli siano mancate. Io continuo a dire che abbiamo l'obbligo di fornire ai nostri piloti una vettura che gli permetta di lottare con gli avversari di vertice: nel 2016 non ci siamo riusciti, ma nel 2017 credo che la Ferrari abbia fornito una gran macchina. Da quel momento in poi la responsabilità è sua, e Vettel lo sa» [Nel 2018 non rivedremo più il Vettel meridionale].

Marchionne no estaba contento con cómo habían ido las cosas y le recordaba a Sebastian qué era lo que se esperaba de él en 2018: «... en 2016 no tuvimos éxito, pero en 2017 creo que Ferrari proporcionó un gran auto. A partir de ese momento, es su responsabilidad, y Vettel lo sabe.»

Por desgracia no sabremos nunca qué habría llgado a pensar el de Chieti al respecto de lo sucedido esta temporada, pero me da que casi es mejor no saberlo.

Para mantener vivo a Vettel ha hecho falta sacrificar a Kimi (sobrevalorado según fuentes inglesas) y ahora a Maurizio (intratable según fuentes inglesas), y en el tránsito, dilapidar dos grandes monoplazas. Desconozco si el que ha salvado el culo vale tanto o se ha limitado a hacer bueno aquello que dijo Dietrich Mateschitz cuando no movió un dedo por renovarle: «no se necesita a ningún tetracampeón mundial en un equipo que ante el dominio de Mercedes, en el mejor de los casos puede ser el mejor del resto».

Sea como fuere, este Sebastian viene muy bien para que el decorado quede niquelado. En 2019 revalidamos propuesta: Hamilton y él lucharán a muerte sobre los asfaltos de Mundial y ya tal... Ahora bien, el alemán se ha quedado solo y haciendo mías las palabras del desaparecido Presidente de Ferrari: a partir de este momento es su responsabilidad, y lo sabe, o debería saberlo.

Que Dios reparta suerte, la vamos a necesitar. Os leo.

5 comentarios:

Elín Fernández dijo...

Cada párrafo, oración, palabra de éste artículo vale para restregarle en la cara a los cabroncillos fanáticos Vettelistas y los que se nutren de desinformación de los juntaletras isleños.
Coño José, que bien te quedó.

Sebastián dijo...

En 2019 revalidamos propuesta. Pero dudo que Ferrari le de un coche un segundo más veloz que el resto. Aún no ha demostrado nada en igualdad de condiciones.

Y el equipo ya no va a girar a su alrededor. A la competencia externa, ahora se suma la interna. Leclerc no es Raikonnen.

Si se cae del cavallino, se acabó el juego para él.

Bastian dijo...

uffff, ufff, uffff, brutal, me pregunto que sera de Vettel ahora que ya no puede culpar al monoplaza (Binotto no se lo permitira)...
ahora bien, sin Vettel...que puede hacer Ferrari?, que piloto seria de interes para ellos?, RIC?, HULK?...HAM?

Anónimo dijo...

Y qué motivos podría tener Hamilton para correr en Ferrari?

Hulkenberg? De verdad? Comprendo la intención con Leclerc. Copiar estrategia a RedBull, apostando por un chavalito que devenga en crack...

Pero hace falta un primer espada. Un líder con garantías. Y hoy no hay más que dos con la capacidad necesaria.

ivano dijo...

Pero vamos a ver, todos reconocemos a un niño mimado desde lejos. ¿competición? ¿qué es eso Papi Dietrich? jajajajajaja

Ivano.