sábado, 19 de enero de 2019

Eppur si muove


Gracias a la desinteresada contribución de mi colega del alma y compañero en SafetyCast, Antonio Moratilla, aka Bigotum Maximus, ya tenemos título para esta mini saga cachonda que iniciamos a primeros de mes [La madre que nos parió].

Sí, la vamos a llamar #SeTeHaCaídoEsto porque efectivamente: se te ha caído esto es lo que dan ganas de decirle a la mucha gente que hoy va por la vida de refinada, pulcra y rigurosa, que entonces, hace unos nueve o diez años, miraba de reojo o tachaba de conspiraciones las ocurrencias y descubrimientos de los integrantes de un grupo de aventureros que diseminados por diferentes blogs, portales o foros, dábamos sentido a la realidad cotidiana con rudimentarias herramientas pero animados por una gigantesca ilusión que, desgraciadamente, hoy es historia...

No me quiero extender pero tampoco pretendo olvidar que Nürbu le debe mucho a las sinergias que se produjeron entre 2008 y comienzos de 2011, y entre ellas, al enorme compadreo que mantuvo este sitio con el proyecto Efecto Suelo de mis buenos amigos Jors, Juan y Fran, entre otros. Al final aquella guerra la ganaron los ortodoxos y los traductores de contenidos porque siempre ligan mejor los chicos buenos que entran a la suegra por el ojito derecho.

Todo aquello es ahora un maravilloso recuerdo, aunque si El Infierno Verde continúa en pie, supongo, es básicamente porque soy un enorme tocapelotas...

Y bien, al hilo de la entrega anterior, en la que hablábamos sobre cómo el negocio precisaba de héroes mucho más rentables que los de antes, que no pasasen por el áspero camino de ir adquiriendo experiencia, toca hoy aclarar que si cojeó el primer intento de implantar el modelo fue porque, a fin y a cuentas, las carreras se disputan durante una hora y media, por término medio, y si el coche no acompaña puede suceder cualquier cosa entre la salida y la llegada. Lógicamente es mejor que acompañe, ¿no?

No es casualidad que en 2007 se estrene la figura del proveedor único de compuestos para la Fórmula 1, entonces Bridgestone, ni que la ECU (Electronic Control Unit) fuese aplicada por primera vez en 2008, ni mucho menos, que el reglamento de 2009 supusiese una estúpida intentona plagada de anomalías y prisas que se prorrogó a partir de 2010 a pesar de las quejas de los equipos. El círculo se estaba estrechando con la ayuda de la FIA en aras de facilitar que Bernie pudiera cumplir mejor sus promesas comerciales y el escaparate sirviese sólo a los exclusivos, y a sus intereses, claro. La Fórmula 1 lo necesitaba.

Por alucinante que parezca, ésta la vimos venir en ese entorno de camaradería que os relataba hace unas líneas. Efecto Suelo por desgracia ya no existe, pero si os animáis a hacer espeleología en este mismo lugar, Nürbu, encontraréis numerosas referencias a todo lo que os estoy contando. Bueno, nosotros éramos unos conspiranoicos de caca, os podéis imaginar, pero el tiempo nos ha ido dando puntualmente la razón, porque desde la aplicación del reglamento, Charlie Whiting mediante, resultaba sumanente sencillo crear apuestas ganadoras, Brawn GP y Red Bull, por ejemplo, o Mercedes AMG, por no irnos demasiado lejos. En total, 10 añitos de nada.

Los agujeros en la normativa siempre os encontraban los mismos. Prevaricación, arbitrariedad, información privilegiada... No os acojonéis mucho, con vuestro permiso os dejo de nuevo con Adrian Newey, que él lo explicaba mejor: «It was down to the fact that Max Mosley at that time wanted to teach a lesson to Ferrari and McLaren. And because they [McLaren and Ferrari] didn’t have a double diffuser, he said it is legal because he wanted them to be pushed out» [F1's double diffuser affair a Mosley lesson for McLaren and Ferrari].

«Lección para McLaren y Ferrari...» La FIA de Mosley conspirando —según la acepción buena de esta palabra—, para que dos escuderías de la parrilla sufrieran un severo castigo en 2009 y otras sacasen tajada de la situación, evidentemente.

Para entonces, los apestaditos ya intuíamos en qué probeta germinaban los dioses y dónde surgían los coches dominadores que han destrozado registros y nos han atufado con sus victorias y números de 2010 a 2018. La Fórmula 1 de los últimos años ha sido tan complicada de entender que al final ha resultado más simple que el mecanismo de un chupete: si disponías de padrino triunfabas, si no lo tenías, te arriesgabas a equivocarte siempre, que sé que nos entendemos...

Sí, sin duda ésta se les había caído. Os leo.

1 comentario:

Josemi dijo...

En la F1 se ha venido aplicando desde hace años lo que los juristas llaman el "derecho de autor", lo que importa para juzgar los hechos no son los hechos o las leyes, es quien es el autor, quien lo ha hecho. Si lo ha hecho uno de los amigos, esta muy bien hecho, y si es el enemigo el que lo ha hecho o no lo ha hecho, que lo mismo da, pues que caiga sobre el todo el peso de la ley.