No nos vamos (más) al carajo

Bueno, la vida transcurre razonablemente bien y puesto que la Fórmula 1 no atraviesa un grandioso momento —¡todo llegará!, Liberty Media apenas ha tenido tiempo para enderezar el declive de la época de Bernie—, quiero avisar a los amigos que meten a Fernando Alonso en todos los saraos, que la falta de fuelle que se ha empezado a notar desde este domingo pasado no tiene nada que ver con la salida del asturiano de la máxima disciplina ni con cualquier otra mandanga.

No tengo datos obtenidos de forma científica, obviamente voy en plan la cuenta de la vieja, pero llevo con el tinglado de Nürbu lo suficiente como para casi poder certificar que los días posteriores al último Gran Premio de la temporada suponen un bache tremendo.

Por aquello de ser honesto, diría que ya ocurría en 2007 pero pocos lo vais a creer. En el fondo es normal, qué queréis que os diga. A toda cresta le sigue su valle correspondiente y, además, está el tema de lo que hemos dejado para mejor momento y no aguanta más en el cajón. ¡Papá, que sí, pesao, que termina Abu Dhabi y me pongo a estudiar para recuperar las siete que me han quedado! ¡No te agobies, cariño. En cuanto termine la temporada dejo el wasap, las listas del telegram y las redes sociales y vuelvo a hacerte mimines, que ahora mismo esto está muy interesante...!

Ha llegado el momento de saldar todas esas deudas y alguna más que me he dejado en el tintero, y entre eso, y que también existe cierto grado de resaca, la bajona generalizada se percibe en los cuatro puntos cardinales con excepción hecha de la burbuja donde viven los trolls y la merma. Pero en unas semanas volveremos al ritmo habitual como las golodrinas de Béquer volvían a su balcón, que no le quepa duda a nadie.

Dicho esto, tampoco pretendo que se saque la conclusión contraria. Continuamos yendo al carajo pero a paso normal, y desde luego, os puedo asegurar que Fernando no tiene nada que ver en esto raruno que notamos en estos instantes porque llevo once años sufriéndolo en el blog y ¡qué coño!, ¡para algo tiene que servir la experiencia!, ¡y los amigos!, ¿no?

Os leo.