sábado, 20 de octubre de 2018

El perro y la rabia


La FIA se ha puesto dura en lo que respecta a que no se utilicen los alerones ni las aerodinámicas de 2019 en las pruebas posteriores al término de la temporada corriente, en Abu Dhabi; y confieso que si hace unos años habría tildado la iniciativa de muy mingafría, que diría Javier Clemente, hoy, con la espada curtida a golpes y arañazos, asumo que la FIA y Liberty no quieren más marrones que los necesarios.

Parece una tontería, pero esto de que los rivales puedan ver con antelación qué soluciones utilizará cada uno de ellos, suele llevar a una guerra que ríete tú de la tan temida de los neumáticos...

El asunto pierde como espectáculo, no lo voy a negar —ni quiero—, pero hace tiempo que perdí la virginidad con estas peculiaridades de nuestro deporte. El show es la excusa y luego viene todo lo demás, los dineros, mayormente, que es lo que realmente aprieta. Tenemos ruedas de mierda porque se hacen para entretener artificialmente, ya que si entretuvieran a lo natural, como hacen Michelin o Dunlop en el WEC, resultarían caras y el negocio dejaría de ser sostenible. Y quien habla de Pirelli afirma que disfrutamos de una mascarada para ricos, aunque en términos low cost, de talonario estrecho, vamos, porque la Fórmula 1, a pelo, no la sostendría ni su padre.

Así las cosas, la inversión que se ha realizado para intentar que haya más adelantamientos en 2019 es considerada en estos momentos especie a proteger, y la mejor manera de hacerlo es que las innovaciones se vean en Montmeló, cuando apenas quede margen de reacción. Ahí entrará la FIA y sancionará qué es bueno y ajustado a norma y qué necesita un repaso, pero sin aspavientos y sin tiempo para que la gente se embarque en vorágines suicidas, que no es por nada, pero casi perdemos Force India y Williams tampoco es que esté como para tirar cohetes.

Los aficionados nos quedamos a dos velas y ésta es la parte mala, pero haced como cuando se habla de política ahí fuera: poneros el traje de raso, la camisa y la corbata de seda, los calcetines sin agujeros y los zapatos de piel buena. Vestiros como si fueséis a una boda o un funeral, en una palabra, y aunque no lleguéis al quince de cada mes, meteros en la piel del capital que os asfixia y entended que sin contención económica el futuro no existe. Vivimos por encima de nuestras posibilidades, justito nos da para pagar el agua, la luz, el gas y la cuota de autónomos, y bueno, mejor evitar una guerra y una escalada de inversiones que entretener al personal. Somos minúsculas partículas cósmicas y la FIA y Liberty nos están protegiendo.

Bernie diría que si hay que ahorrar se ahorre en caravanas de camiones y motorhomes. Mi abuela, la buena María Mendiola, diría que muerto el perro se acabó la rabia... Y así.

Os leo.

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