domingo, 29 de enero de 2017

La belleza y la gloria


No sé si recordaréis cuando Honda llegaba al nuevo reglamento con tanta ventaja que se hizo menester modificarlo manu militari para impedir tamaña felonía.

Hubo mucha gente que lo comprendió y lo entendió, lo defendió y lo justificó, pero a mí no me gustó un pelo. Corría 2015 y teníamos sobre la mesa el primer pucherazo de la era híbrida. La de Sakura no empezaba como habían comenzado los demás fabricantes una temporada antes, sino atada de pies y manos, obligada a cumplir una normativa «de segundo año» con un reparto de tokens que pa'qué, cuando para la japonesa suponía el primero...

Durante 2014 ya se le habían visto las orejas al lobo. El resurgir de Williams en Austria puso de relieve que el fabricante de unidades de potencia gozaba de demasiada ventaja con respecto a sus equipos cliente. Lógicamente evolucionaba antes, pero al parecer, repartía las novedades según le convenía, y, además, competía con ellos sobre la pista, lo que sin duda escandalizaría al Barón de Coubertin.

Sin saberlo habíamos inaugurado la Fórmula 1 de dos velocidades, porque con las limitaciones aerodinámicas impuestas desde el Grupo de Estrategia por los equipos grandes, se erradicaba la posibilidad de que una escudería de media tabla diera la sorpresa salvo que su proveedor principal creyera conveniente agilizar la evolución de su cliente.

Obviamente hubo quien pensó que aquello era bueno porque así ha sido siempre y tal (¡vaya argumento de mis cogieron!), de forma que ha llegado a nuestros días la idea de que McLaren cometió un error garrafal apostando por Honda, y aunque parezca increíble, todavía hay que explicar, que Woking, a pesar de los pesares, adoptó la decisión más inteligente en 2013, cuando decidió pasar de salva sea la parte de Stuttgart y hacerse novia de los nipones.

En 2017 el panorama es prácticamente idéntico a 2014. Las casas madre mantienen su ventaja sobre sus clientes. Mercedes AMG sobre Williams y Force India; Red Bull (TAG Heuer), sobre Toro Rosso y Renault team; Ferrari sobre Sauber y Haas; y por suerte o porque Ron Dennis así lo ha querido, McLaren como verso suelto, ligada a Honda en solitario...

Las trabas impuestas a la de Sakura en 2015 no están siendo sencillas de superar, pero la única forma de pillar a los de delante pasaba por no estar a su sombra. Tal vez Martin (Whitmarsh) se precipitó haciendo el anuncio, y fijo que Dennis se fue de baretas cuando después del espejismo de Australia 2014, proclamó que su escudería venía fuerte. Pero lo que es seguro es que para plantar cara a los que cortan el bacalao y encima definen lo que es sana competición o no, había que tomar un camino diferente.

Es pronto para conjeturar lo que nos deparará 2017, pero no equivoquemos lo que los expertos dicen, casi siempre a toro pasado, con lo que dicta el sentido común. De haber seguido con Mercedes-Benz, Woking sólo habría aspirado a ser cuarta y con suerte, con mucha suerte... Pero buscamos la belleza y la gloria, ¿o no?

Os leo.

2 comentarios:

Aficionando dijo...

Para mí está claro que McLaren hizo lo más lógico y casi lo único que podía hacer. No hay que recordar el último año de la escudería con motores Mercedes, y las quejas de que los alemanes les daban un motor B, a pesar de que pagaban por un A.

Cao Wen Toh dijo...

Los japos se equivocaron mucho intentando superar a los alemanes con un diseño del motor diferente y propio (puto orgullo nipón); este año sí que lo copian pero, me temo, han perdido un tiempo precioso.