viernes, 6 de enero de 2017

Blanco, negro y lo contrario


Sin haber resuelto todavía si fue antes el huevo o la gallina que lo puso, suele hacerme gracia la burda retroalimentación que utiliza la prensa para demostrar feacientemente en programas de televisión, o en diarios virtuales o físicos, que responde a los intereses de la gente cuando es ella, precisamente, la que suministra la munición. El cachondeo suele ser total cuando se hacen encuestas en directo...

Lo que está haciendo la prensa británica con Lewis Hamilton, por ejemplo, raya en lo bochornoso, no tanto porque no esté en su legítimo derecho de cuestionar la victoria de Nico Rosberg en 2016, sino porque el corpus argumental que está usando, tarde o temprano acabará por producir monstruos, o, lo que es peor: animando a Bernie a que retome su vieja idea de un campeonato con medallas.

No obstante, me resulta profundamente chocante nuestra complacencia como consumidores ya que es sencillo discernir que en todo esto que está sucediendo subyace una asquerosa falta de respeto hacia el Campeón Mundial ya retirado, y, por supuesto, hacia quienes tenemos que sufrir tanta tontería. Y ahorraros en este punto, por favor, cualquier comparación con el periodo 2010 a 2013.

Rosberg y Hamilton han dispuesto del mismo vehículo. Han militado en el mismo equipo, y, por tanto, han gozado de similares oportunidades y han sufrido las misma presión federativa, al menos nominalmente, puesto que ya hemos comprobado que la FIA mira con ojitos más molones al inglés que al alemán. Bajo este paraguas de circunstancias, obviamente, lo único que le queda a la prensa británica es sembrar dudas sobre lo ocurrido, y a fe mía que se han puesto a ello con inusitada vehemencia.

Lo último ha sido proponer que se cambien las reglas para que los pilotos puedan pelear entre ellos en igualdad de condiciones y sin injerencia de su escudería (sic). 

Bien, vale, me gusta la propuesta, lo que no entiendo es por qué ahora y no a partir de Bélgica 2014, cuando la prensa anglosajona sacudió hasta en el cielo del paladar a Nico por su ocurrencia en Spa-Francorchamps, y reclamó a Mercedes AMG medidas inmediatas y contundentes para que no se volviera a repetir. 

Nadie, que yo sepa, se ha molestado en remover aquella temporada por ver si a partir del Gran Premio belga a Nico le impideron ejercer de piloto en igualdad de condiciones que su compañero. Nadie, que conozca, ha solicitado, a la luz de las nuevas perspectivas de análisis, la revisión de ese concepto monumental que la prensa británica maneja como nadie: el equipo mantiene un vínculo patrimonial sobre sus conductores y por tanto hace y deshace a su antojo, que tan magistralmente escenificó Ron Dennis en respuesta a Carlos Miquel cuando, en 2007, contestó gritando al periodista: ¡Yo tengo a un piloto español en mi equipo. Usted no tiene a ningún piloto...!

Nadie va a hacerlo porque sólo interesa revisar los acontecimientos de 2016.

De la misma manera que nadie se molestó siquiera en solicitar la exclusión de la carrera de Singapur 2008 del calendario puntuable porque Hamilton habría perdido su primer Mundial ante Felipe Massa, toca ahora decir que todo es blanco, negro y lo contrario en la misma frase, con tal de que la gente, cuando sea preguntada, responda que el Mundial 2016 lo merecía el de Tewin, obviando que si las reglas fuesen diferentes, como se propone, a lo peor Rosberg no se había limitado a gestionar su ventaja y le había metido uno o dos rejonazos más al hijo de Anthony.

Os leo.

2 comentarios:

Interlagos dijo...

Buenas y Feliz año!

Se viene a demostrar, por fin, que los british son infinitamente más alonsistas que los alonsistas patrios. Pero con la ventaja de que ellos no serán recriminados por ello.

Un saludo y que los Reyes se hayan portado bien con todos.

Cao Wen Toh dijo...

Que bueno, Interlagos; considerar "alonsismo" como una categoría desvinculada de la persona que le da el nombre me ha parecido sublime. Pero para lo que insinúa tan elegantemente Jose ya existe otra: "mierdismo".