I don't like numbers

Como quien dice acaba de terminar el Gran Premio de Australia y ya tenemos debates a cascoporro, lo que en sentido estricto sería normal, si atendieran más a esa superioridad aérea que ha vuelto a demostrar Mercedes AMG y no tanto, es una opinión, a ese supuesto renacer de Ferrari que suena tanto a los brotes verdes de Zapatero, que echa literalmente para atrás.

Como tifoso estoy contento. Ver un hombre de rosso en el podio me ha alegrado la mañana, incluso llamándose Sebastian. Es cierto que me mola más Kimi, pero gracias a La Scuderia me he quedado con un palmo de narices, como la mayoría de kimistas.

Y aquí quería llegar yo, porque si malo era vender humo el año pasado, peor me resulta que nos traten de vender aroma a incienso ahora cuando en realidad hay muy poco nuevo que vender, por mucho que en Maranello se haya puesto la fábrica patas arriba o inyectado dinero a espuertas en apenas unos meses.

Hace doce, Ferrari conseguía 18 puntos en Melbourne y éste, 15 gracias a una concatenación de cagadas monstruosas que han afectado a las dos paradas que se ha metido Raikkonen entre pecho y espalda mientras ha durado en pista. Obviamente el saldo debería haber sido mucho mayor. Ya no están ni Montezemolo ni Domenicali ni la madre que parió a Peneque, la ocasión la pintaban calva pero la de Il Cavallino la ha desperdiciado precisamente por falta de actitud.

Y es que está bien que los mecánicos hagan tai-chí para desentumecer los músculos antes del inicio del Gran Premio, pero las paradas siguen siendo una asignatura pendiente que al parecer, no se arregla por mucho Arrivabene que pida explicaciones a sus chicos.

Red Bull y McLaren estaban KO, Bottas no ha intervenido y Massa ha corrido en su línea, para sí mismo. Hemos tenido suerte pero como digo siempre, forma parte del juego y hay que estar ahí para aprovecharla. En este sentido, ¡bravo por Seb! Pero aquí se acaba la historia.

El Ferrari del alemán ha terminado a 34,5 segundos del triunfador de la carrera, Lewis Hamilton, cuando la pasada temporada, el primero de los coches italianos acabó a 35,3 de Nico Rosberg en Albert Park. En apariencia se ha mejorado en resultados (podio contra cuarto puesto), aunque la diferencia sigue siendo practicamente la misma.

Pero como no me gustan los números, quiero recordar que en la edición pasada de la prueba australiana, los coches números 7 y 14 sufrieron problemas con el software del DRS que obligó a sus respectivos pilotos a pasarse media carrera teniendo que interactuar con él de manera manual. Sin duda, aquella no fue una situación óptima. El F14-T ofrecía peores sensaciones que el SF15-T y los dos pilotos oficiales navegaban como podían en montonera mientras que en la jornada de hoy, a todas luces ha habido mayor comodidad para los monoplazas rossos...

Sin embargo, una temporada después seguimos estando a un mundo, al mismo casi, de los chicos de Brackley.

Hoy es una batería, mañana que a alguien se le ha olvidado cargarla, un mal pit-stop o una tuerca, y Ferrari persevera en dejar pasar trenes que no tienen por qué volver al andén. Que don Maurizio no nos cuente milongas. Marchionne seguramente estará contento pero hoy se han salvado los muebles y los problemas siguen estando ahí, donde se dejaron a finales de 2014.

Os leo.