domingo, 15 de marzo de 2015

¡Amos, no me jodas!


Cuentan que en el interior del yacimiento de Atapuerca, además de los restos de un homo antecessor y un oso de las cavernas, el profesor Arsuaga ha encontrado las falanges de una mano con el dedo corazón extendido junto a una quijada de asno, que pudieron pertenecer a un jefe de equipo en Fórmula 1.

El hombre desde que es hombre, lleva tatuado en el alma al cazador recolector que fue en un tiempo demasiado pretérito. Rascas su piel y sale el brutus que todos llevamos dentro, que ruge y grita y miente mientras se juega la vida montando un mueble de IKEA... Sobre todo, miente. A todas horas y en todos los lugares, porque el engaño es la base de su supervivencia como ser humano.

No nos pongamos mojigatos tan pronto. La ética y la moral surgieron precisamente para que dejásemos de andar de aquí para allá apropiándonos de los rebaños del vecino o quién sabe si poniendo ojitos a la vecina. Para que pudiésemos convivir, en una palabra. Para eso están las reglas... Bueno, para eso y para saltárselas.

Esta es también y en el fondo, la razón por la que papá Sauber aparece en pantalla en Melbourne. Monisha ni es una histérica ni se le ha ido la olla. Es mujer pero no es responsable de ello, así que surge de la espesura el jefe dorsicano que atempera los ánimos y como por arte de magia, lo de Giedo parece que encuentra un cauce de salida y nadie sabe si el responsable último ha sido la india o el suizo. En realidad no importa.

Tampoco importa por qué Susie Stoddart (ahora Wolff) no se subirá en Malasia al Williams de Bottas si este no logra recuperarse. Si hay problemas, saldrá sir Frank a explicarlo porque su hija y la piloto inglesa son eso, mujeres en el seno de un anacronismo gobernado por machos que no hay Dios que asimile salvo que retrocedamos hasta Atapuerca...

Ahí sí. Ahí todo encaja, incluso resulta comprensible el papel que hace Carmen Jordá en Lotus.

Anda el personal encabronado porque Red Bull amenaza con marcharse como las cosas sigan tal cual están. No se entiende que después de tanta flexibilidad ilegal, tanto escape soplador y tanto mapa/motor anómalos, tanto coanda alegal y tanta presión para que Pirelli cambiara sus neumáticos a mediados de la temporada 2013, Milton Keynes tenga los huevazos de quejarse por el dominio de Mercedes AMG. 

Pero es eso, una miserable cuestión de testosterona y de cojones. O mejor dicho, de cómo se los tienen de agarrados unos a otros. Y ahí, permitídmelo, apuesto lo que tengo y con los ojos cerrados por los de la austriaca.

Con la parrilla hecha unos zorros, Bernie es presa fácil y es previsible que grite antes que nadie aquello de ¡Amos, no me jodas! En todo caso, os recuerdo que la F1 se sobrevive a sí misma. Tanto, que ni el propio Juan Luis Arsuaga ha albergado dudas al respecto de que una mano con el dedo corazón en alto y una quijada de asno, sólo podían significar que entre osos y tigres dientes de sable, también hubo jefes de escudería junto al homo antecessor, que mamaron en la leche tibia de sus madres, eso tan traído y llevado de que vales lo que tu última carrera y el pasado, sencillamente no cuenta para el negocio.

No me esperéis despiertos. Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola a Jose y a todos.

Y me dicen que al lado desenterraron una pequeña piedra con un oquedad y otra encima que encajaba a modo de tapa. En el interior de la piedra, en la oquedad, reposaba un escroto de buey cavernario apergaminado (desconozco si por el tiempo que llevaba descolgado o porque ya era así) con marcas similares a proto escritura. Las copio: BURKI-BURKI. Si eso no es el primer reglamento FIA, que me lo expliquen.

Un saludo a todos,

ABB