The King

A tal día como hoy de 2007, la FIA ratificaba a Kimi Raikkonen como campeón del mundo después de desestimar la reclamación de Mclaren sobre el Williams de Rosberg y el BMW de Heidfeld, a cuenta de la temperatura de su combustible, lo que originó que entre el final real del campeonato (21 de octubre) y el veredicto administrativo que coronaba definitivamente al finlandés (16 de noviembre), transcurrieran muchos días, demasiados para mi gusto, en los que se habló de Kimi, de la reclamación de McLaren, de cómo mi Felipe se había dejado pasar en boxes, de la presentación de la biografía del hijo de Anthony Hamilton, del futuro de Alonso, y de mil cosas más.

Si hoy traigo a colación fechas y acontecimientos tan lejanos, es porque este año que me ha resultado bastante mortecino en lo competitivo, está prolongando su agonía con un inevitable final de temporada plagado de sonoros silencios.

Vale que la prensa española, desarmada en cuanto a bulos y chascarrillos que afecten al futuro de Fernando, se ha quedado muda. Vale también, que con el triunfo de Lewis Hamilton I y con el reconocimiento público que ha hecho el chaval sobre la categoría humana del asturiano, tras haberse acercado éste a la cueva de ladrones para felicitarlo, tampoco queda mucho que decir ni con qué alimentar y fomentar estúpidos, estériles, y forzados debates. Y vale, por último, que la magnífica demostración del de Oviedo no ha dejado espacio para que quepan chuscas comparaciones o insostenibles elucubraciones sobre su calidad como piloto. Vamos, que por falta de leña, la prensa nacional se ha visto obligada a clavar la rodilla en asuntos menores (¡anda que tiene bemoles meter el posible divorcio de Bernie y Slavica en las páginas deportivas!).

El caso es que llevo días recorriendo las webs de la prensa internacional buscando alimento, y el panorama es muy similar al que sufrimos en nuestro país. Algo de las renovaciones en Renault, algo de Force India, algo de las pruebas que va a realizar Toro Rosso para elegir segundo piloto, algún coletazo sobre lo de Glock, y poco más. Incluso en la británica se habla más de cuestiones secundarias que del Rey indiscutible de 2008, eso sí, convirtiéndolas en aliño indispensable al repaso de este gran año (como tienen una efeméride de este calibre cada doce, no es de extrañar que lo destaquen sin entrar en menudeos).

Así que incluso contando a la patriótica prensa de Su Majestad y su inestimable contribución a mantener viva la memoria del muchacho, echo en falta una mayor presencia mediática de Lewis Hamilton I. Tenía entendido que era un crack, el nuevo rainmaster, el nuevo Senna, el primer piloto negro en conseguir el mundial de conductores, el más joven, el tipo con más pelotas o en su caso con las más grandes, el hombre al que Uri Geller había ayudado a sosegarse, el muchacho que se había vuelto frío como un témpano desde China para adelante, el chaval que había aprendido a utilizar la calculadora en Interlagos…

Y digo yo, tal vez ilusamente, que con estos antecedentes lo lógico habría sido que se lo hubiera comido lo más granado del periodismo del mundo mundial, siquiera para saber por qué eligió para empotrarse a Kimi en vez de Robert, en Canadá; para conocer de primera mano si la jugada de quitarse a los dos Ferrari de en medio, en Japón, la tenía pensada o fue fruto de la improvisación; para desvelar si él también tiene gallumbos de la suerte y si piensa jubilarlos…

No sé, tal vez el esfuerzo no merece la pena y por eso parece que al Rey se lo ha tragado la tierra. En fin, seguiré dándole vueltas.