viernes, 28 de febrero de 2025

Fair play


De toda la vida, si no firmas una cláusula indispensable para entrar a formar parte de una reunión, te estás auto excluyendo de ella, pero los secuaces y tontos útiles de David Richards ya han comprado los modos dictatoriales de Ben Sulayem y, como casi todo el gallinero, consideran que la FIA ha prohibido la entrada del ínclito en la citada reunión del organismo.

Desde luego, una prohibición tiene más recorrido que una auto exclusión, al menos en el plano narrativo, y hete aquí que nadie se pregunta a estas horas qué busca realmente Richards desde que Todt abandonó el cargo, más allá de contaminar el ambiente mientras continúa erosionando públicamente la autoridad del dubaití para acabar haciéndose él con el trofeo, siempre por el bien del deporte, of course!

No hay que ser muy avispado para entender que todo esto va sólo de pasta —el poder siempre acaba siendo una cuestión de parné, por demás en la Fórmula 1, y, lógicamente, la pérdida de poder supone una grieta grandota en el cofre del tesoro—, pero la rutina es la rutina, se terminan los caminos y ellos continúan caminando, hay muchos favores que devolver, halagar al más artero de todos puede acabar siendo rentable y, ¡qué carajo!, los palanganeros siempre sueñan con heredar la hacienda si sirven bien al futuro patrón.

La Historia, la buena, rebosa Richards y Ben Sulayem, y la ficción también. Uno y otro son las caras de una misma moneda, evidente, pero si el segundo se presentó a unas elecciones y las ganó de aquella manera, el primero no deja de ser un sucio intrigante que juega con las cartas marcadas, pues, además de sus pesebreros habituales, cuenta con una prensa aliada que jamás hace las preguntas correctas y una recua de idiotas que le ríen las gracias en redes sociales porque fue carrerista, dicen, y el árabe no.

Nos falta poco para un asalto como Dios manda a la sede de la FIA en Place de la Concorde, e incluso imagino candidato para interpretar al tipo distinguido con un cráneo de bisonte. El golpe de estado sigue adelante. Entretanto, continuemos dándole vueltas a lo del juego limpio, la deportividad y el respeto a las normas.

Os leo.

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